Cuando Aro volvió a casa aquella noche, le explicó a Noon todo el plan que querían llevar a cabo y la ayuda que necesitaba de ella. Noon miró a su hermano algo preocupada, era un plan arriesgado pero él parecía convencido de que saldría bien, así que le dio un voto de confianza.
Como bien dijo, Aro no fue al refugio aquella mañana, de hecho, fue una de las primeras veces que fue con Noon a la empresa a trabajar y a preparar lo que necesitaban.
–Menos mal que nosotros servimos el catering en la fiesta.– Dijo él mientras caminaba con su hermana por los largos pasillos de la empresa.
–Si, bueno, papá y Enzo se llevan bastante bien. Y Keyer y tú sois mejores amigos. ¿A quien se lo iban a pedir?
–Sobre todo si el catering lo organiza alguien tan cualificada y tan maravillosa como Noon Elder.– Dijo él y Noon se rió.– ¿Tienes lo mío?
–Si.
Noon se metió la mano la mano en el bolsillo de la chaqueta y sacó un pastillero con una pastilla cuadrada marrón y una azul redonda.
–Sigo sin entender porqué quieres tomarte esto.– Dijo dándoselo.
–Tiene que ser creíble.
–Será demasiado creíble, yo te aviso... Tomate la cuadrada cinco minutos antes de que papá y mamá lleguen a casa y empezaras a tener dolores de tripa parecidos a las contracciones y vomitaras el hígado por la boca.
–Genial...– Dijo Aro un poco asqueado.
–Cuando nos hayamos ido, tomate la redonda y en diez minutos todo habrá acabado. Y sino puedes aguantar, tomatela antes y finge.
–Vale, lo pillo.– Aro se guardó las pastillas.– También voy a necesitar un par de vestidos.
–¿Cuales?
–Eh... ¿el rojo con el cinturón de flores y el negro que se ata al cuello?
–¿Conoces todos mis vestidos?
–¿Te crees que no me fijo en ti cunado te arreglas?– Noon se rió.– ¿Me los dejas o no?
–Si, vale. Total, esta noche voy a ponerme uno nuevo.
–Uh...
Cuando ambos hermanos se separaron, Aro cogió la furgoneta del catering que usarían para ir hasta la fiesta y pasó por casa para coger los vestidos de Noon. Después salió hacia el refugio donde entregó los vestidos y uno de sus trajes para Enis, Airyn y Keyer y para Athlas, Bri y él, unos uniformes de camarero que había cogió prestados.
–La fiesta empieza a las ocho.– Dijo.– Yo estaré aquí sobre las nueve menos cuarto. Intentaré venir antes, pero no aseguro nada. Estad preparados para entonces.
–¿Qué tienes que hacer para llegar tan tarde?– Le preguntó Enis.
–Mucho más de lo que crees.
Al volver a casa, Aro llamó a Seven para explicarle todo el plan. Ella pareció entenderlo a la primera, lo cual dejó a Aro un poco más relajado sabiendo que tendrían algo ayuda desde dentro, sin contar a Noon, claro.
Durante el resto del día, Aro intentó mantenerse calmado, repasó el plan millones de veces desde diferentes puntos de vista para asegurarse de que nada fallaba hasta que llegó la hora de tomarse la primera pastilla. Aro miró el horrible color marrón que tenía antes de cerrar los ojos y tragársela.
A los pocos minutos empezó a asentir los primeros dolores de estomago. Fue como si todos sus órganos se hubieran puesto de acuerdo para pudrirse a la vez. Después sintió la incontrolable sensación de las arcadas y corrió al baño.
Unos minuto más tarde, sus padres y su hermana entraron en casa. Su madre le llamó para saber donde estaba y él gritó desde el baño. Cuando su madre se acercó, le encontró tirado en el suelo, con la camisa desabrochada, el pelo y la cara empapados de sudor y agarrado a la taza del váter por si volvía a vomitar.
–¡Dios mio!– Gritó su madre al verle y se agachó para tomarle la temperatura.– Cariño, ¿estas enfermo?
–Llevo vomitando toda la tarde.
–Deberíamos llamar a un medico, ¿que es lo que sientes?
–Que se me mueren los órganos internos.– Dijo con una arcada.
–Dios... así no vas a poder ir al cumpleaños de Seven.
–Solo de pensar en la comida que lleva nuestra empresa empiezo a...– Dijo y empezó a vomitar de nuevo.
–¿Quieres que me quede contigo?
–No...– Dijo incorporándose un poco.– Estaré bien, no hace falta. Será algo que he comido.
–¿Estás seguro?
–Si. Yo me tomo algo, me meto a la cama y que sea lo que Dios quiera.– Su madre le pasó la mano por la mejilla y le sonrió.– Vamos, prepárate. No querrás llegar tarde.
Su madre le ayudó a legar hasta su cama donde Ícaro se tumbó para que sus tripas se calmase. Durante el rato que su familia estuvo preparándose, no se sintió tan mal. Sus ganas de vomitar habían desaparecido pero seguía sintiendo los dolores de tripa y decidió que nunca volvería a llamar exagerada a una mujer con dolores menstruales o a una mujer dando a luz.
–¿Se puede?– Escuchó al rato y Noon asomó la cabeza.
–Si, pasa.
Su hermana entró en su cuarto con un vestido de encaje blanco. Un palabra de honor por el que subía una tela que se ataba a su cuello dejando sus hombros completamente libres para que su pelo, ahora ondulado, cayese por ellos haciéndola parecer un ángel bajando directamente del cielo y ruborizando las mejillas de Ícaro.
–Estás espectacular...– Suspiró Ícaro.– Espectacular se queda corto, en realidad.
–Gracias.– Dijo ella sentándose a su lado.– ¿Cómo estás tú?
–No creí que lo pasaría tan mal. Pero ahora estoy bien.
–Te advertí de que era fuerte.
–Y tanto...– Ícaro se abrazó el estomago.
–¿Te duele ahora?
–Un poco.– Noon cogió una de las manos de Aro y la apretó un poco.
–No falta mucho para que nos vayamos. Así que ¿donde tienes la pastilla?
–En el bolsillo de la americana.– Dijo señalándola encima de la silla de su escritorio.
Noon se levantó y se acercó hasta ella, rebuscó en los bolsillos, cogió la pastilla y se acercó a Ícaro arrodillándose junto a él
–Abre la boca.– Le dijo. Él obedeció y Noon le dio la pastilla mientras le acariciaba la frente.– Ya está, en diez minutos todo habrá acabado.
–Gracias.– Le dijo con una sonrisa.
–¡Noon! ¡Nos vamos!
–Tengo que irme.– Le dijo ella y le dio un beso en la frente.– Te pondrás bien, y cuando sea así, date una ducha antes de irte. Estás hecho un asco.
–Entendido.
Noon se levantó y le dedicó una última sonrisa a su hermano. Después escuchó la puerta de casa cerrarse, lo cual le indicaba que estaba solo. Y a los diez minutos, como si fuera un milagro, los dolores desaparecieron por completo.
–Empieza la cuenta atrás.– Dijo Aro antes de levantarse de la cama para empezar a prepararse.
ESTÁS LEYENDO
Blue
Ciencia FicciónUna sociedad dividida por una valla de muros enormes. Una distopia donde a un lado la gente vive la vida plenamente, disfruta y tiene dinero suficiente como para malgastarlo. Al otro lado la gente se conforma con sobrevivir. El gobiernos controla a...