Hoy era el día en el que entraría a la universidad, me arreglé rápido con la ropa que había escogido antes de ducharme y una vez que estaba lista tomé el bolso donde llevaba las cosas que necesitaría.
Bajé a la cocina y mamá ya me había dejado el desayuno en la barra, eran hotcakes con miel y un plato de fruta picada. Comí tranquila pues aún tenía tiempo para llegar a la universidad.
Ya no había hablado con Alexander o Grecia, entonces no sabía si alguno de ellos fue aceptado o no. Después de veinte minutos sentada ahí dejé los platos en el fregadero y subí para lavar mis dientes.
—¿Estás lista, Amber? —preguntó mamá desde la sala.
—Sí, bajo en un minuto.
Solté el moño que había hecho minutos antes en mi cabello y lo cepillé rápidamente. Tomé mi bolso y salí de casa con mi mamá para subirnos al auto y dirigirnos a la universidad. Estaba nerviosa, no lo negaba, pero a la vez estaba emocionada. Esperaba de todo corazón que Grecia haya sido aceptada.
Una vez que llegamos, mamá me dio un pequeño discurso como: Ya estás grande y esta es una nueva etapa de tu vida, disfruta pero no hagas algo de lo que después de arrepientas. Besó mi mejilla y bajé del auto para comenzar a caminar por el enorme campus.
Todo era casi como en las películas donde hay grupos de personas en cada espacio del campus, algunos corrían y otros estaban simplemente sentados en el césped con su laptop o iPad a la mano. Me adentré en el edificio y aún faltaban cinco minutos para que mi primera clase iniciara.
—¡Amber!
Me di la vuelta y encontré a Alexander caminando hacia mí con una sonrisa en su cara. Sonreí y una vez que llegó a mi lado, besó mi mejilla, tomándome por sorpresa.
—Es bueno verte.
—Igual, me alegro que hayas sido aceptado —sonreí.
—Sí, no podía creerlo cuando llegó la carta —se encogió de hombros—. ¿Cómo va todo?
—Muy bien, gracias —sonreí.
—¿Puedo ver tu horario?
Le entregué la pequeña hoja y vi a lo lejos a Grecia. Gracias Dios.
Noté que caminaba hacia el edificio y rogué por que me viera. Una vez que estaba a unos pasos, no aguanté y dije su nombre en voz alta.
—¡Amber! Oh increíble, por un momento me asusté y pensé que estaría sola aquí —dijo sonriendo y me abrazó rápidamente.
Una vez que los presenté, Grecia y yo nos dirigimos a la misma aula debido a que teníamos la primera clase juntas; Alexander, por otro lado, se fue a otra aula.
La universidad estuvo bien, es decir, no es lo mismo que secundaria y preparatoria que tienes que usar uniforme y demás normas tontas, aquí se sentía diferente y no era incómodo, de hecho todos eran agradables aunque claramente estaba el típico hombre que su ego era enorme. Fuera de eso, todo estuvo excelente.
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I can love you more than this
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