Al fin era 31 de diciembre, desperté un poco más tarde de lo normal y lo primero que hice fue ir al baño. Una vez que salí, me acerqué a la cama donde Louis aún dormía cómodamente, su pecho desnudo a la vista.
Tomé mi celular y me recosté junto a él, contestando mensajes de Grecia y otras personas de la universidad. Después de casi diez minutos en mi celular, me levanté de la cama y tomé la sudadera de Louis que se encontraba sobre su maleta. Comenzaba a hacer frío.
Caminé hacia la ventana de la habitación, abrazándome a mí misma. El cielo se encontraba completamente nublado, y estar usando ahora sólo unos shorts para dormir no ayudaba. Me dirigí a la sala y después de unos minutos leyendo el menú, ordené algo para desayunar.
—¿Amber?
Escuché la voz de Louis y caminé hasta la habitación, viéndolo aún acostado y tapado hasta los hombros.
—Buenos días —sonreí, acostándome junto a él.
—Buenos días. ¿Cómo es que no tienes frío? Me estoy congelando hasta los pies —murmuró con los ojos cerrados.
—Estoy usando tu sudadera. ¿Quieres que te pase unos pantalones o algo? Sólo estás en bóxers.
—Te amaría más de lo que ya.
Me levanté y busqué en el clóset unos pantalones además de una camisa de manga larga. Una vez que se vistió con la ropa, me atrajo hacia su cuerpo y sus manos frías me hicieron estremecer cuando acariciaron mi abdomen por debajo de la sudadera.
—Lo siento —sonrió, alejando su mano de mi abdomen.
—Está bien —sonreí—. He ordenado algo para desayunar.
—Suena bien. Ya que hoy no saldremos hasta en la noche, podríamos ir de nuevo a la alberca, o ya que a mi novia últimamente le dio por ejercitarse podríamos ir al gimnasio —sonrió pesadamente.
—Ir al gimnasio suena bien, no estaría mal verte sudado.
—Como si no me hubieras visto sudado antes.
Sonreí y él ladeó una sonrisa divertida, dejando un suave beso en mi frente. Después de desayunar estuvimos un rato en la cama, hablando y riendo en ocasiones. Podría acostumbrarme rápido a estar con él todo el tiempo. Tomé unos pantalones deportivos y una blusa Nike gris, busqué mis tenis y una vez que até mi cabello en una cola alta salimos de la habitación para dirigirnos al gimnasio. Era bastante grande a mi parecer, y el hecho de que casi todo el lugar eran ventanales con una fantástica vista hacia las calles me emocionaba.
—¿Qué harás tú? —pregunté a Louis, dejando en una mesa mi toalla y botella de agua.
—Quizá esté unos minutos en la caminadora y luego pase a las pesas, ¿tú?
—Iré a la elíptica, ya veré si paso a otra cosa.
Posó su mano en mi mejilla a la vez que besaba mis labios y después de una sonrisa caminó hacia una de las caminadoras que se encontraban libres. Me dirigí a donde se encontraban las elípticas, sonriéndole a una mujer que se encontraba alado de la que usaría en este momento.
No hacía falta que usara mi celular para la música, el gimnasio era un lugar lleno de voces, pesas chocando contra el suelo, música y un poco de olor a sudor a pesar de las ventanas abiertas. ¿Cómo sería hoy en la noche? Los planes eran ir al Times Square a las 9:30 hasta que dieran las 12:00 y de ahí iríamos al Pink Elephant donde habría fiesta.
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I can love you more than this
Ficção AdolescenteTodos los derechos reservados© Obra registrada en Safe Creative con el código #1502023162158