El viernes llegó y por la tarde después de la universidad Grecia vino conmigo a casa para comer. Ella tenía auto así que me fui con ella directo a casa, encontrándome con mamá en la cocina.
—Amber, al fin llegan —sonrió y se acercó para besar mi mejilla—. Y tú debes ser Grecia —dijo hacia ella aún con la sonrisa en su cara.
—Sí, soy yo, es un gusto conocerla —Grecia sonrió y tendió su mano hacia mi mamá—. Esta es una muy linda casa.
—Oh, gracias querida, espero te sientas cómoda aquí.
—Subiré a mi habitación con Grecia —dije.
Mamá asintió con la cabeza y subimos a mi habitación, cerrando la puerta detrás de nosotras. Su mirada pasó por toda mi habitación, centrándose más en los retratos que estaban en mi mesita de noche.
Me senté en mi cama y ella se sentó junto a mí, tomando en sus manos el portarretratos donde se encontraban seis fotos.
—¿Sabes? —dijo ella, viendo atentamente hacia mi foto con Louis en el Big Ben—. Él se me hace conocido de algún lado, pero no puedo reconocerlo. ¿Es tu novio?
—Sí, es mi novio —sonreí.
—Ya en serio, ¿quién es?
Reí por lo bajo y mi vista se centró en la foto de nuevo, Ambos estábamos con una gran sonrisa en la cara, su mano abrazándome por la cadera y mi brazo rodeando su cintura.
—Se llama Louis, probablemente sí lo conoces —dije, y ella pareció intentar recordar a alguien—. ¿De verdad no lo identificas?
Ella casi jadea sorprendida, veía de la foto a mí y así consecutivamente, casi evaluándonos a ambos.
—La puta madre, Amber —rió aún sorprendida—. ¿Cómo es eso posible?
—En verano fui a Inglaterra, su hermana es de mis mejores amigas entonces gracias a ella lo conocí —sonreí.
—Vaya, realmente estoy sorprendida —admitió—. ¿Y eres virgen?
La miré sorprendida y comencé a reír.
—Bueno…no —admití y ruboricé levemente.
—¿La perdiste con él? —preguntó y yo asentí con la cabeza—. ¿Y estuvo bien?
—Sí, bastante —solté una risita—. ¿Tú eres virgen?
—No, tengo novio ahora —sonrió y dejó el portarretratos en donde se encontraba primero—. Pero la perdí con mi novio anterior, aunque no me arrepiento.
—¿Cómo se llama tu novio?
—Bruno.
—¿Y vive aquí?
—Sí, tiene veintitrés años y está por terminar la universidad, lo conocerás algún día.
—Seguro —sonreí.
Mamá nos llamó para que bajáramos a comer y minutos después llegó papá. Comenzaron a hacerle preguntas a Grecia pero ella no parecía incómoda, al contrario, se veía bastante relajada. Contestaba las preguntas con mucha naturalidad.
ESTÁS LEYENDO
I can love you more than this
Ficção AdolescenteTodos los derechos reservados© Obra registrada en Safe Creative con el código #1502023162158