01. Cafetería

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—¡Agh! No otra vez.— Estoy oficialmente perdida. Ya es la tercera vez que el gps me cambia la ruta, y la verdad, no se que se supone que haga ahora. Me encuentro en medio de una plaza en Barcelona, sola.

Me detuve en medio de la calle, pensando en que hacer, esto de "cambiar de vida" no me está gustando nada, no conozco a nadie y no se a donde ir. Claro que es mi culpa, quien me manda a "explorar".

No lo vuelvo a hacer en mi vida.

Acabo de llegar a Barcelona después de 11 horas de viaje más o menos. En pocas palabras, nací en México y vivía allí, pero por problemas familiares tuve que salir de ahí. La verdad no lo pensé mucho, solo agarré algunas de mis cosas y tomé el primer vuelo que vi. 

Y ahora me encuentro en España, al otro lado del mundo. Tengo que admitir que no planeé nada de esto, sigo un poco shockeada ya que, si lo vemos desde cierto punto, prácticamente me escape de casa y no conozco a nadie para ser sincera. 

El primer día que llegue, o sea ayer, encontré un pequeño apartamento, no tan lejos de aquí. Todo el dinero que tenía ahorrado se estaba yendo de manera rápida, pero no puedo dormir en la calle, en fin, otro cosa más que agregar a la lisa: conseguir dinero.

Seguí caminando, hoy se me había ocurrido la magnífica idea de salir a conocer, una parte de mi no podía con la emoción de que estaba en otro continente, en una de las ciudades que yo consideraba de las más hermosas, sin importar las circunstancias o lo complicado de la situación. Quería conocer y claro,  por supuesto que ahora estoy perdida.

Seguí caminando, renunciando por completo al gps, no soy muy fan que digamos de la tecnología. Guarde mi teléfono en mi chaqueta y me dispuse a solo mover mis pies sobre el concreto, era una plaza muy bonita la verdad. 

Camine sin rumbo al rededor de una hora, recorrí la entrada de la plaza hasta llegar al final y vuelta a empezar. Caminé viendo algunas tiendas sin comprar nada, no puedo permitirme el lujo de gastar dinero a lo tonto, y mientras avanzaba veía a las familias y amigos pasar.

—Necesito amigos.— Me dije en voz alta. 'No puedes caminar tu sola por aquí estúpida. Sabes que no es seguro, literal acabas de llegar.' Aleje esa voz de mi cabeza, no quería pensar en eso, aunque es verdad, llevo aquí dos días.

Sacudí mi cabeza. No pasa nada, si decidí alejarme de mi familia es porque puedo sola. Aparte, este año cumplo 18, todo va a ir bien.

Además, no es tan tarde, apenas son las cuatro y algo de la tarde. Era un día soleado y no parecía que fuera a oscurecer pronto, solo tengo que llegar a mi apartamento antes de que se haga de noche y ya, sin complicaciones. 

Me metí mis manos en los bolsillos de mi chaqueta, y solté una leve risa. A pesar de que haya sol, se siente el frio cuando camino en las sombras. Me gusta Barcelona, es muy distinta de México en la mayoría de las cosas, el clima, la comida, la gente...

Tengo que decirlo, me causa mucha gracia como hablan los españoles. No me malinterpreten, hablan muy bonito, creo que es de los acentos que más me gustan.

Mientras caminaba sin rumbo a lo lejos vi una cafetería y mis ojos brillaron, no hay algo que ame más en este mundo que el café, aparte no he comido y ya va siendo hora de que coma algo.

Me encamine hacia allí. No tenía nada más que hacer y ya estaba harta de estar caminando todo el rato. La simple idea de tener una taza caliente de café en mis manos hizo que apresurara el paso.

Ding Ding

Sonó la campanilla al entrar. Entre y me detuve un segundo para mirar el lugar. Era pequeña pero amplia, rústica y olía muy bien. Había varias mesitas para sentarte en familia, con alguien o incluso solo, sonreí al instante, no estoy acostumbrada a lugares así en donde yo vivo. 

Me acerqué al mostrador y pedí un café y una especie de sandwich que prometía. Logré ver un letrero de "Se busca empleada". Tendría que pensarlo, necesito trabajar, y eso solucionaría el problema del dinero.

Resoplé, que horror. ¿En que momento me metí en esta situación? Lejos de casa, sin dinero, sin amigos...

Mientras lo pensaba recibí mi café. Después de darle un vistazo rápido al local y a los lugares vacíos, me senté en una esquina, algo apartada, a lado de una ventana. ¿Qué puedo decir? No me gusta llamar la atención.

Mientras observaba la ventana no pude evitar pensar lo hermosa que era la plaza, todo es tan distinto, y eso me agrada mucho.

Tampoco pude evitar sentir nostalgia, es cierto que tenía que salir de ese ambiente "tóxico", por llamarlo de alguna manera, y es que mi familia, o lo que queda de ella, es un completo desastre. Aunque también es cierto que deje a mis amigos y a gente que me quería sin dar explicaciones.

Sentí como una lagrima resbalaba por mi mejilla, llorar también se había convertido parte de mi rutina diaria estos últimos meses, ya estaba harta, pero no podía evitarlo. Simplemente es algo que sucede y ya, sin darme cuenta, de la nada, ya estoy llorando otra vez. 

'Vamos nena no llores, sabes que fue lo mejor que pudiste hacer.' Asentí lentamente tratando de convencerme a mi misma. Forzándome a pensar en otra cosa, no quería recordar.

—...y bien?— Dijo alguien detrás de mi sacándome de mis pensamientos. Di un respingo, asustada.

Me limpié lo mejor que pude todo rastro de tristeza en mi rostro, me di la vuelta para ver quién era el dueño de la voz y fue entonces cuando lo vi, de pie enfrente mío, con un café y una sonrisa en su rostro.

Amor desde España | JustboggiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora