Cap.25 La historia cuatro hechiceros

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Narra Rin:

Entré en pánico. Rápidamente me solté de su agarre. Él se me quedó viendo extrañado.
-¿Pasa algo?
-Tú.... ¿Estás bien? ¿No sientes algo raro?
-¿Yo? No, por ahora.
-Pero si te acabo de tocar... ¿Por qué sigues siendo humano? -puse mi mano en la barbilla, pensando una explicación a este asunto.
-No lo sé tal vez porque ¿soy un humano? -lo dijo en un tono un poco sarcástico imitando mi posición.
-Te lo digo enserio. No lo entenderías.
-Bueno, mejor continuemos. Estabamos perdiendo tiempo.
Caminamos un poco más hasta llegar a la fuente. Ambos nos sentamos, y luego de unos segundos finalmente Kaito habló.
-Olle... Yo ya se que es lo que te pasa.
-¿Eh?
-Lo sé todo. Haku me lo contó antes de que viniera a buscarte. Se que tienes una "maldición" o lo que sea eso -Kaito me miraba atentamente a los ojos, con una mirada un poco intimidante.
-Pero... ¿Entonces por qué no te afectó a ti?
-Para eso vine aquí, a Mitsaki, para explicarte todo.
-¿De dónde vienes?
-Vengo de Oppidium.
-Debió ser difícil venir desde allá.
-Si. A cualquier lugar que voy piensan que soy un ladrón. No entiendo como le hacen para diferenciar tan fácilmente a un extranjero.
-¿Haku dónde vive?
-Aquí, en esta ciudad.
-¿Y entonces por qué no vino a buscarme ella misma?
-Bueno, digamos que tiene un pequeño problemita -él sonrió un poco bajo haciendo comillas con los dedos.
-¿"Problemita"?
-Supongamos que tiene unos problemas legales. Actualmente está presa en el castillo de la reina temporal "Sakine Meiko".
-¿Con la señora Sakine?
-Si. Haku me comunicó que debía venir a buscarte en su lugar.
-¿Cómo te avisó de eso? ¿Fue por correo?
-Es algo más complicado, aunque creo que tu lo entenderías más fácilmente por tu situación.
-Solo dímelo sin rodeos.
-Bueno, creo que ya debes saber por tu madre que ella es una Hechicera, ¿cierto?
-Ajá.
-Bueno, Haku tiene ciertas habilidades. En su caso, tiene el control total sobre el viento.
-¿El viento?
-Si. A través del viento me mandó un mensaje. Me dijo que era realmente urgente.
-¿Cómo entendiste el mensaje?
-Yo también soy un hechicero, así que por eso pude entender su mensaje.
-¿Controlas el viento también?
-No, yo controlo el agua.
-Ah, ok.
-....
-¿Qué? -pregunté incrédulamente.
-¿No vas a sorprenderte?
-¿Sobre qué?
-Sobre si controlo el agua, ¿no me vas a decir algo sobre eso?
-¿Por qué debería?
-No lo sé... Las personas que lo saben se sorprenden rápidamente.
-Creo que es igual de sorprendente que el hecho de que cuando yo toque a alguien esta se convierta en flor -contesté con un toque de molestia.
-En ese caso... Creo que debería ir al grano.
-¿Tú crees? -dije sarcásticamente mientras levantaba una ceja.
-Bien, bien. Digamos que esa mujer, Meiko, no es la "buena persona" que todos creemos que es -puso su mano en su cabeza y se inclinó un poco para atrás.
-Y que lo digas...
-¿La conoces?
-Un poco, y aún así por lo que e hablado con ella se que en realidad es una mujer muy insensible -me encogí de hombros al recordarlo y desvíe la mirad que tenía sobre el chico.
-Concuerdo contigo. Bueno, verás, ella es igual que Haku y yo: una hechicera.
-¿Hechicera?
-Si, tal y como lo olles. Te lo contaré muy resumido. Mira, cuando la vida en la tierra nació surgieron cuatro personas antes que todos, los "cuatro diamantes". La primera es Haku, a quién tu ya conoces. Ella es la personificación del viento, es la que controla el mismo. El segundo soy yo, la personificación del agua. Nací con unos tres años de diferencia que Haku, y soy el que controla el agua, la lluvia, los ríos y mares. La tercera, es Meiko, la personificación de la tierra. Ella es la más despiadada de los tres. Controla la tierra, y es la responsable de cientos de terremotos y sequías. Se podría decir que de los cuatro, ella es la más poderosa, controlando a las plantas, campos y en su totalidad, todo lo que dependa del suelo. Y por último, estaba Emily...
-¿Estaba?
-Si... Ella era la personificación del fuego. La que llegó al final de los tres y que ahora mismo, no sigue con vida.
-¿Está muerta?
-Si...
-¿Qué le pasó?
-Hace casi trescientos años los cuatro vivíamos bien, juntos y en paz. Sin embargo, Emily y yo tomamos un lazo afectivo y nos enamoramos profundamente. Pero, un día, Meiko no estuvo más de acuerdo, porque sentía envidia. Tomó un cuchillo especial, " el diamante" y lo clavó en Emily.
-Entonces... ¿Ella es una asesina?
-Claro que si...
-Pero, ¿qué no ustedes son inmortales?
-Si... Pero solo hay algo que nos puede matar, es un arma especial, y Meiko la usó en Emily.
-....
-El punto es que Haku me envió porque dice que un mensajero suyo te vió con esa misma arma.
-¿Un mensajero?
-Si, en especial, alguien que tu conoces muy bien.
-¿Qué conozco?
-Si.
-¿Quién es? Y en primer lugar, si se supone ese "mensajero" me vió con esa arma, ¿por qué no el mismo se la llevó a Haku?
-Porque el mensajero del que hablamos es muy pequeño, y respondiendo a tu pregunta, no te puedo decir quien es.
-Bueno pero... ¿Cómo es esa arma que dices y hace cuando me vió con ella el "mensajero"?.
-Fue hace mucho tiempo, como dos años o más. No pude venir antes porque las cosas entre Oppidium y Nullus no estaban bien. Es un cuchillo de cuchilla plateada y el mango dorado, con cuatro gemas incrustadas en éste, de colores blanco, azul...
-Amarillo y rojo... Ya se de qué hablas. Ese cuchillo, sabía que tenía algo especial.
-¿Lo tienes?
-Por desgracia no. Lo perdí hace exactamente dos años, en un incendio.
-¿No lo recuperaste?
-No... La mayoría de mis cosas se perdieron.
-¿No viste si alguien lo encontró?
-No.
-Definitivamente alguien se lo llevó. Ese cuchillo es indestructible -Kaito se estiró y se levantó- entonces, supongo que vine aquí para nada... Bueno, fue un gusto conocerte, Rin.
Me extendió la mano para que se la estrechara.
-¡No! Espera, ahora tengo más dudas que respuestas.
-¿Ahora quieres que me quede? -el chico sonrió con una ceja levantada.
-No es eso... Solo quiero que respondas mis dudas.
-¿No estabas ocupada?
-Si, en realidad si. ¿Podemos vernos mañana?
-Puede ser. Digo, aunque sea que halla valido la pena el viaje. ¿A qué hora nos vemos?
-¿Te parece a las doce del día aquí mismo?
-Por mi esta bien.
-Bueno, solo algo más.
-¿Si?
-¿Por qué ustedes si pueden tocarme?
-Eso se debe a que sobre nosotros los hechizos mayores no tienen efecto.
-Oh. ¿Y tienes lugar donde dormir?
-No, pero puedo encontrar algo.
-Si quieres puedes quedarte en mi casa.
-Buena idea.
-Entonces vamos.
Me levanté de la fuente y ambos caminamos en dirección a la casa.
-¿Qué edad tienes? -preguntó Kaito rompiendo el hielo sin voltear a verme.
-dieciocho ¿y tú?
-Si te lo dijera no me lo creerías.
-Eh escuchado cosas increíbles hasta ahora, dudo que tu edad me sorprenda.
Hubo un silencio.
-Tengo mil setecientos treinta y dos años.
-Valla... Bueno, creo que eres más que sabio. Aún así, te has conservado muy bien.
-¿Eso piensas?
-Si.
-¿Qué edad creerías que tengo si no lo supieras?
-Tal vez veintitrés o veinticuatro tal vez.
-Jajajajaja.
-Jajaja.
-...
-...
-Llegamos.
Abrí la puerta y adentro estaba Len sentado en la mesa con los brazos cruzados, Lenka remendando ropa y Rinto cocinando algo de sopa. Los tres voltearon y dirigieron su mirada no a mi, sino a Kaito, quién estaba detrás de mi. Luego llevaron sus miradas a otro punto. Yo también miré, y era hacia nuestras manos entrelazadas.

Dame Tu Mano (Rin X Len Kagamine) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora