Cap.27 Nuevo hogar

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Narra Rin:

Comenzamos a caminar despreocupadamente mientras Yukari se veía nerviosa.
-¿Y qué ah pasado? -preguntó volteando a verme mientras caminabamos a el despacho de la señora Meiko.
-Nada interesante... Por ahora -dije sonriendo un poco- ¿Y a ti?
-Bueno etto...
-¡Ya dime, anda!
-Es que... Me voy a casar.
-¡¿Es enserio?! ¡Genial! ¿Quién es el afortunado?
-Se llama Bruno...
-¡Genial! ¿Ya tienes todo planeado? ¿Para cuándo va a ser la... ¿Ocurre algo? -me detuve al verla agacharse un poco.
-Nada, es solo que.....
-....
-Lo siento mucho...
-¿Por qué te disculpas?
-Es que tú también querías...
-No hablemos de eso. No te preocupes por ello, ¡estoy bien!, me siento de maravilla... Lo que paso en el pasado... Se queda en el pasado -dije con una pequeña sonrisa cálida y ella pareció corresponderme.
-Bueno... Llegamos.
Yukari tocó la puerta tres veces y después de eso se escuchó un "adelante". Abrió la puerta en señal de que entrara y eso hice. Dentro había un escritorio muy hermoso y varios estantes con libresos y demás objetos decorativos. Sentada, enfrente del escritorio se encontraba la señora Sakine con una gran sonrisa en el rostro. Me saludó y me hizo ademán de que me sentara en la silla que estaba enfrente.
-Bueno, tengo algo que quiero decirte -Sakine se puso de pie mientras agarraba un bolígrafo y unos papeles.
-Claro... -respondí yo nerviosamente.
-Te lo e dicho antes y no me cansaré de decirlo: eres una gran chica, preciosa, educada, equilibrada, ordenada... Simplemente una chica perfecta -dijo aún con su sonrisa mientras se sentaba de nuevo en el escritorio, y yo por mi parte me limite a responder un " gracias"-Por eso te tengo una pequeña propuesta.
-Hum...
-Se lo que te pasó hace dos años... Perdiste a tu novio... Se que estás triste y que dijiste que no querías volver a trabajar en lugares así, pero te tengo una propuesta que no podrás rechazar...
-¿?
-Mi hija, Neru, es una chica muy desequilibrada... Es arrogante, pesimista, presumista, inútil... En fin, necesita aprender de modales, ¡no a habido ninguna propuesta de matrimonio decente para ella!
-Ya veo...
-El punto es, que quiero que tu me ayudes educándola, y a cambio, te daré una grandiosa paga... Podrás vivir aquí, en este castillo, ¡es más!, podría concederte un sueño, algo que quieras realizar y que no has podido.
-¿A si?
-¡Si! Y bien, ¿qué dices?
-Yo... No lo sé, actualmente no me siento muy bien trabajando en lugares así... Por las razones que usted ya sabe, pero... No sé, ¿podría pensarlo?
-Bueno, está bien. Te daré cuatro días para pensarlo, es martes, ven el sábado y me dices que pensaste. Igual, si turrespuesta es negativo, no te preocupes, ¿está bien?
-Si, gracias por entenderlo.
Meiko me sonrió tiernamente mientras tomaba mi mano (con guantes).
-Y hay algo más... ¿Por qué todo el tiempo usas guantes?
-Bueno, eso es porque tengo una alergia en la piel.
-.... Ok. Bueno, no quiero que lleguen tan tarde a casa. Despídete de tus amigos por mi parte.
-Si.
-Que te valla bien y recuerda que debes venir el sábado, ¿si?
-Si, muchas gracias.
Salí de ahí con el estómago revuelto, me sentía algo molesta, pero no sabía si era por el perfume tan presente en la habitación, o por la propuesta de la señora Meiko de cuidar a Neru... De algún modo, era ridículo. Ella según mis cálculos debía ser unos nueve años mayor que yo... ¿Necesitaba a esa edad una niñera? Caminé a el jardín y ahí estaban sentados en una banca los chicos hablando con la señora Lucía y Yuki, de seguro Amy y Mayu ya se habían ido a dormir.
-Ya está.
-Oh, al fin llegas... Bueno, nos tenemos que ir -dijo Lenka.
-Si.
Nos despedimos de todos adecuadamente y Lucía y Yuki nos escoltaron a la entrada. Salimos del castillo, la luna había empezado a salir. Caminamos de regreso a casa, pero antes de irnos, cuando estábamos pasando por la entrada del castillo vimos como dos oficiales traían a un chico con ellos, el cual estaba encadenado. Iba a pasar de largo, pero vi detenidamente al chico. Era alto, atlético y peliazul... Era Kaito. Voltee a mis lados y Len se dió cuenta igual que yo, porque se detuvo. Cruzamos miradas como hablándonos mentalmente. Caminamos a donde estaba Kaito rápidamente.
-¡Hey! ¡Suéltenlo! -grité yo forcejeando a uno de los oficiales.
-¡Este sucio extranjero es un ladrón! ¡Suéltame mocosa! -el policía se resistió y me empujó, hacieldo que callera al suelo.
-¡Pero si yo no hice nada! ¡Esto es injusto! -Kaito también se forcejeaba un poco.
-¡¿Cómo se atreven?! -Len se acercó a mi y me ayudó a levantarme. Luego se acercaron Lenka y Rinto.
-¿Qué pasa aquí? -una tranquilizadora voz se hizo presente, y no era ni la mía, ni la de los policías, era la de otra persona.
-¡Su majestad! Lo lamentamos, este tipo estaba robando en una tienda -los tipos se inclinaron un poco ante la señora Meiko.
-Pero que son esos tratos... Al menos dejen que el pobre chico respire... ¿Rin, eres tu? Por dios, estás llena de lodo.
Meiko se me quedó viendo a mi y a mis amigos.
-Lamento que hallan tenido que soportar este trato... Por cierto, ¿esté chico es conocido suyo?
-Si.
-Hum... Caballeros, ¿qué es lo que hizo este chico? -Meiko se giró a los guardias.
-Estaba robando en la joyería principal.
-¡Es mentira! Solo estaba observando.
-¿De dónde eres? -Meiko se acercó un poco más a Kaito.
-De Oppidium.
-Ustedes dos, ¿tienen alguna prueba de lo que hizo?
-Bueno, no exactamente...
-Entonces no tienen ningún derecho a arrestarlo... Además, se supone que deberían de estar vigilando a los verdaderos criminales en lugar de a chicos extranjeros.
-¡Si señora!
-En lugar de decir eso mejor dejen de holgazanear y vallan a hacer su trabajo -Meiko dijo eso y los dos hombres desamarraron a Kaito y se fueron rápidamente.
-Una disculpa, jóven -Meiko se disculpó con Kaito.
-Gracias, su majestad -Kaito se inclinó un poco mientras miraba seriamente a Meiko.
-En todo caso, ¿puedo hablar con usted un minuto?
-Si.
-Bueno, entonces una disculpa.por lo sucedido chicos. Rin, Len... Lenka y Rinto, disculpen a mis estúpidos guardias ¿si?
-No se preocupe por eso.
-Entonces que les valla bien, tengan cuidado, y Rin, sobre lo que te dije, piénsalo.
-Si.
-¡Bueno! Usted, chico, venga conmigo -Meiko y Kaito entraron a el palacio y nos despedimos de mano.
Kaito se me quedó mirando y en eso recordé lo que habíamos hablado ese día en la mañana. De seguro Meiko le iba a hacer algo, eran enemigos. Empezamos a caminar, y, en eso, comenzó a llover un poco leve. Supe que de seguro era alguna señal suya, pero no sabía como interpretarla. Observe detenidamente y en un charco el agua se empezó a mover muy extrañamente, y se empezaron a formar letras: se leía un "no te preocupes". Cuando los demás chicos voltearon el mensaje rápidamente se borró y seguí caminando.
-Cúbrete con esto -Len se quitó se abrigo y me lo colocó encima de la cabeza- debiste traer uno.
-Gracias.
Llegamos a casa y fui a mi cuarto a cambiarme de ropa y ponerme una pijama.

Narra Kaito:

Dejamos a Rin y los demás atrás y entramos en el castillo. De algún modo, sabía que las cosas se iban a complicar... Durante el camino con Meiko no dije nada y solo caminaba ligeramente contemplando el palacio. Entramos a un cuarto, en donde había un escritorio y varios libreros con libros (obvio, duh) y adornos. Meiko cerró la puerta, con seguro. Luego se sentó en una silla y me hizo señas para que yo también me sentara. Si, hoy definitivamente moriría.
-Tanto tiempo, ¿no?
-Si vas a matarme, hazlo ya.
-¿Piensas que voy a matarte?
-Te conozco, se que lo harás.
-¿Por qué debería hacerlo?
-Por qué me odias.
-Han pasado siglos desde eso, ya no tengo remordimientos... Además, ¿cómo podría matarte?
-Se que lo tienes...
-No se de que hablas... Si te refieres al cuchillo, no lo tengo.
-Lo tienes, estoy seguro de ello.
-No lo tengo...
-Entonces, ¿qué hago aquí?
-Solo quería hablar contigo, reparar mis errores.
-¿Reparar tus errores? ¿Piensas disculparte? Incluso si ahora piensas que has cambiado yo nunca voy a perdonarte que hallas matado a Emily.

Dame Tu Mano (Rin X Len Kagamine) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora