Cap.29 Plan maestro

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Narra Len:

-Ciertamente sabes que no vale la pena mentirte... Si, me gusta. Estoy enamorado de ella.
-Lo sabía. Lo sabía, desde hace años lo suponía. Desde que viniste a este país por primera vez regresaste a Zen extraño. Incluso te veías deprimido. Lo noté más cuando de la nada invitaste a salir a Miku... Porque eso no era propio de ti, es más, tu nunca tuviste una gran interacción con ella como para que te gustara... Lo sospechaba de cierto modo por mucho que me dijeras que la odiabas.
-...
-Pero, no deberías de actuar de esta forma.
-¿Esta forma?
-Rin ah sufrido mucho y realmente ella misma me ah dicho que no volverá a enamorarse de alguien como se enamoró de Gakupo pero...
-Lo sé. Sé que ella nunca me va amar.
-Entonces no deberías dañarte de esta manera.
-Lo creas o no soy feliz así. No importa realmente, incluso si nunca me acepta con estar a su lado basta, no importa si me convierto en "su esclavo".
-No digas eso.
-Es la verdad, que de una vez quede claro... Siempre voy a estar para ella.
-¿Es eso lo que realmente quieres?
-Si, realmente.
-¿Te estás siendo realmente fiel a ti mismo?
-Definitivamente no...
-¿Y entonces?
-No lo comprendo realmente...
-Escucha... ¿Quieres que ella te ame? ¿Cómo piensas que ella te va a querer si ni siquiera tu sabes lo que quieres?
-No necesito su amor, ya te lo dije.
-Entonces has lo que quieras... Aprovecha el tiempo que vas a pasar con ella para que aclares tus dudas... Buenas noches.
-Buenas noches.
Lenka salió de mi habitación y yo me acosté en la cama callendo dormido profundamente.

Narra Rin:

Hoy era el día que le diría el "si, acepto" a Gakupo. Todo salía de maravilla, estaba caminando al altar vestida de novia, con Len a mi lado acompañandome. En el camino veía a mis amigos sonriendo y susurrando cosas, estaba realmente feliz. Voltee a ver a Len y igual se notaba feliz. Entonces llegamos a el altar, y pude verlo... Gakupo se veía realmente guapo y alegre. Len me dejó en el altar y yo sujete las manos de Gakupo y nos giramos a ver a el padre. La ceremonia transcurrió de muy buena manera, la entrega de anillos, todo salió perfectamente. Pero, un olor horrible se hizo presente, olía putrefacto. Voltee a mi alrededor y todos los presentes estaban ardiendo en llamas. Los gritos de terror se hicieron presentes y el pánico rondó toda la iglesia. Asustada giré mi rostro a Gakupo y lo que vi me aterrorizó. Lentamente comenzaba a salir sangre de su boca y se hacía negra, así como sus ojos se salieron de sus cuencas y su cabello se fue desprendiendo. Su aspecto cambió a uno delgado y esquelético, y el olor a putrefacción se hizo aún más presente. No podía decir nada, solo lo escuche susurrar: "Ya basta Rin, ya déjame ir... Yo ya estoy muerto... Y ya no voy a volver". Lo negaba con la cabeza, no podía estar pasando eso. Las llamas lo alcanzaron y lo envolvieron. Sin más muy asustada, salí corriendo de la iglesia, y en el segundo escalón me tropecé y... Desperté.
-Rin... Es de día... Te quedaste dormida -esa voz la reconocí, era la de Len, quien me agarró ligeramente del brazo.
-¿Gakupo?... Todo fue un sueño... -dije mirando a mi alrededor.
-Supongo que si...
-Hum... -me senté en la cama y miré por la ventana, el día era nublado y se veía que estaba haciendo frío.
-Hoy vamos a iniciar el plan... Será mejor que te levantes -Len abrió un poco más la cortina- te recomiendo que te pongas algo abrigador, está haciendo frío afuera y no me gustaría que te enfermaras de nuevo -dijo.
Era cierto, hace como un día me acababa de curar de una pequeña fiebre. (Yo: por andar descalza XD). Pero igual, hoy iba a ser un día muy largo. Obedecí la orden de Len y me estiré un poco para luego levantarme.
-El desayuno va a estar casi listo.
-¿Qué hora es? -pregunté limpiándome las lagañas.
-Son las nueve y cuarto.
-Valla, veo que esta vez me levanto tarde. Igual, gracias por despertarme.
-No te preocupes... Bueno, te dejo. No te tardes demasiado -Len dijo esto mientras salía de mi cuarto y cerraba la puerta.
-Si.
Hice mi rutina como de costumbre, tendí mi cama, me cambié y arreglé el cabello lo mejor que el tanteo me permitía. Me puse un vestido blanco con amarillo de manga larga y unas medias blancas con unas zapatillas cómodas amarillas. De igual manera, me puse un pequeño abrigo amarillo y me coloqué unos guantes blancos... Me quedé absorta mirándolos y pensando en el anterior par que había tenido. Al igual que los anteriores, estos también habían sido un regalo por parte de Len, pero aún así les faltaba algo. Mis antiguos guantes los deje de utilizar porque quedaron manchados de sangre...

Salí de mi cuarto y me senté en la mesa. Como siempre, Ringo no estaba a estas horas y Lenka tampoco, solo estábamos Len, Kaito y yo. Ambos estaban sentados en la mesa platicando de algo que al notar se mi presencia se acabó.
-Buen día -saludó Kaito.
-Buen día. ¿Interrumpí algo?
-No.
-Bueno, está bien.
Me senté en la mesa y Kaito me arrimó una taza con leche y unos panquesitos de mantequilla con azúcar y mermelada de fresa. Los acepté y le agradecí.
-Lenka es una excelente cocinera.
-Si. Le digo muchas veces que se dedique a eso, pero no quiere.
-Un día trataré de convencerla.
Continué comiendo en silencio disfrutando de la comida como en mucho tiempo no la había disfrutado. Acabé el desayuno y lavé los trastes y volví a sentarme en la silla a lado de Kaito y Len (en medio pues).
-Supongo que hoy le iré a confirmar a Meiko la solicitud que me hizo, porque ya pasaron cuatro días.
-Eso mismo quería decirte... No soy muy bueno para algunas cosas -respondió Len nervioso- la verdad soy un asco haciendo la mayoría de los trabajos, lo único que me sale bien es pescar y ya. No sé cocinar, no se limpiar tan bien, no se coser, ¡todo me sale mal! -dijo regañándose a si mismo mientras hacia señas raras con sus manos.
-Eres bueno para muchas cosas... Eres hábil y rápido, y haces de todo un poco, así que cualquier trabajo que te ponga lo harás de maravilla. Además, ella ya te conoce -dije intentando consolarlo.
-Pero no directamente y...
-Eso es un punto a nuestro favor -lo interrumpió Kaito- nos facilitará el trabajo de venderle una idea. Si algo conozco de ella es que es confiada. Lo que hay que planear más bien es una excusa barata... Mi idea era hacerlos pasar a ustedes por hermanos...
-¡Qué! No, claro que no -Len rápidamente lo negó con la cabeza.
-Aunque no lo crean el parecido entre ustedes dos es increíble... Tienen caras diferentes, pero en cuanto a color de ojos, y cabello se parecen...
-Esa excusa es muy rara...
-Si, lo sé, pero será más fácil de venderle la idea de que es igual de listo que tú Rin -dijo Kaito levantándose de su asiento y recargándose en la pared.
-¡Olle! ¿Me estás diciendo tonto? -respondió indignado Len.
-Nop, solo digo-
-Bueno, bueno, luego discutimos quien es el más listo de los dos. Kaito, tu excusa es muy buena, pero no se exactamente si ella sepa que Len no es mi hermano.
-No importa, sobre eso... Podríamos tratar de usar un hechizo menor para hacer que se lo crea.
-¿Lavarle el cerebro?
-Si, puedo hacer un pequeño hechizo de control mental sobre ella y así la mantenemos un poco más controlada, en caso de que ella recuerde que ustedes no son hermanos.
-Bueno, es arriesgado pero...
-Está bien -me interrumpió Len levantándose igual de su asiento- ¿a qué hora nos vamos?
-A las doce, no me dió un horario pero yo creo que está bien ir temprano.
-Entonces, hay que prepararnos.
Fui a mi habitación para sacar mi maleta porque de seguro me iba a quedar a vivir ahí. Metí lo esencial, cinco vestidos, ropa interior, dos pares de zapatillas cómodas aparte de las que traía y artículos de higiene personal. Salí de mi cuarto, pero me regresé por algo: mis antiguos guantes. Los recogí y salí nuevamente de mi cuarto cerrándolo. Afuera estaba Len con su respectiva maleta sentado.
-Ya estoy lista.
-¿No olvidas algo?
-.... -me quedé pensando y si, me faltaba algo. Mi cuaderno y bolígrafo, aunque ya no los usaba tenía un apego emocional hacia estos muy similar al que tenía con los guantes. Me regresé a mi cuarto, tomé el cuaderno y bolígrafo y salí nuevamente. Luego Kaito se hizo presente.
-Bueno, voy a explicarte como funciona el hechizo.
-¿No lo vas a hacer tú? -dije algo asustada.
-No, no puedo hacerlo tan lejos, pero tu si -dijo mostrándome algo que tenía en su mano- son guisantes, cada vez que quieras manipular a alguien tienes que aplastarlo y tendrás control mental total sobre ellos por un minuto. Te doy tres.
-¿Solo por un minuto? ¿No pueden ser por lo menos cinco?
-Esto es lo más que puedo hacer.
-... Bien, entonces despidenos de Lenka y Rinto- dije saliendo de casa seguida de Len.
-Si, adiós.

Dame Tu Mano (Rin X Len Kagamine) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora