Cap.44 Plan C

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Narra Len:

Unos guardias me habían capturado, esa mujer llamada Meiko nos arrestó y lo peor es que fue por Rin. No pude detenerla, nadie pudo oponerse, eran aproximadamente quince guardias. Todos estábamos atados de las manos y custodiados por los guardias. Yo intentaba safarme pero era imposible. Haku también lo intentaba y Lenka y Rinto no se quedaban atrás. Solo estaba rezando porque Rin estuviera bien, yo sabía que Gumi no era para nada fiable. Estaba desesperado, ella estaba ahí, sola encerrada con esa loca mujer que podía matarla. Me dolía tanto tener que pensar en rendirme. No tenía la fuerza suficiente para romper las sogas que me ataban y mucho menos para enfrentarme a quince guardias... ¿Todo había acabado ya? Sentí movimiento, estabamos en una carroza con un destino incierto.

Narra Rin:

En ese momento Meiko puso su mano encima de mi cuello y comenzó a estrangularme, el aire me faltaba y mi cuello me dolía horrible.
-¡Este es el castigo que te mereces!
Yo me intentaba forcejear, estaba a punto de desmayarme, pero ella me soltó y me golpee la cara contra el suelo.
-Te mereces una tortura mucho más grande que esto Emily... Pero no creas que será menos dolorosa que la anterior idea que tenía.
Escuché la puerta abrirse y un ruido sordo.
-Vamos Rin, escapemos -era Kiyouteru, quién al voltear a verlo tenía una expresión seria y delante de él estaba Meiko inconsciente.
-No me gusta maltratar a las mujeres, pero ñu hubo de otra -dijo encogiéndose de hombros.
Yo me levante y vi a Gumi, quién seguía en silencio mirando la escena.
-En cuanto a ti, supongo que no te gustaría terminar como Meiko. Guarda silencio y mejor escapa de aquí. Reza a Dios para que se perdonen tus pecados- le dijo Kiyouteru a Gumi y tomándome del brazo para levantarme. Ella solo estaba inmóvil y con una mirada seria en su rostro.
Salimos del cuarto y bajamos al primer piso, no había nadie en casa.
-¡¿Y los chicos!? ¿Dónde están?
-No lo sé. Ellos no estaban aquí cuando llegué.
-¿Dónde demonios estarán?
-No sé, no quiero asustarte, pero probablemente ella no halla venido sola, debió traer compañía.
-¿Tú crees que...
-Tal vez, ella los arrestó. Vámonos.
El me jaoló del brazo haciéndome correr afuera de la casa rápidamente.
-¡Deténte! ¡Tenemos que salvarlos!
-No podemos, ellos de seguro van en camino a el castillo...
-¡Pueden morir!
-No debes sacrificarte por ellos ¡no seas tan estúpida Rin!
-¡Y tú no seas tan egoísta! Ellos son como mi familia, ¡pero tú no lo entiendes! Solo eres un egoísta que no piensa en los demás, ¡no sabes lo que es tener a alguien que amas!
-¡Claro que lo sé! Lo sé más que nadie, y por esa misma razón sé que no podremos contra ella.
-¿Por qué no? ¡No puedes saberlo si no lo intentas.
-¡Lo sé, ella mató a mi novia hace muchos años, sé que no la venceremos! -Kiyouteru gritó esto último y luego recobró la compostura y se arregló los anteojos.
-¿Mató a tu novia? -pregunté yo cun tristeza a Kiyouteru y esté simplemente desvío la mirada.
-Si, ¿contenta? Esa mujer mató a mi novia Miki porque yo descubrí su secreto de ser alguien inmortal... Ella es muy poderosa.
-...
-¿El saber esto te detiene a continuar?
-No, no me detendré tan fácil. Incluso sin tu ayuda yo misma los sacaré de ese aprieto.
-Has lo que quieras, pero si mueres, escupiré en tu tumba...
-Te perdono en todo caso por eso.
Me giré y el se fue a el lado contrario a mi.
-Solo recuerda que tu novia murió... No fue tu culpa, pero a ella no le gustaría que te rindieras tan fácilmente. De todos modos, fuiste mi mejor amigo por muchos años y mi única compañía, por eso quiero que sepas que eres realmente alguien que admiro y quiero.
-...
-Te quiero en verdad... Eres importante para mí.
-Ya no podemos ser como éramos antes. Las cosas han cambiado.
-Pero si podemos elegir un futuro, y tú también deberías elegir el tuyo.
-...
Se dio la vuelta y se acercó a mi.
-Está bien. De todos modos, si muero no me importará.
-¡Entonces hay que salvar a todos!
Caminamos con ánimo hacia la ciudad Mitsaki y él me puso una capa encima para que nadie notara mi cara. De seguro habían guardias en la entrada de la ciudad, así que el me prestó sus anteojos.
-Úsalos e intenta persuadirlos. En caso de que algo salga mal usaré medidas más drásticas.
Nos acercábamos más a la entrada, pero yo no me sentía nerviosa, estaba decidida a acabar con este castigo que me habían estado dando durante más de trecientos años.
-Buen día señorita... ¡O por dios! Ella es tan parecida a la chica de la fotografía -dijo sorprendido el guardia mientras miraba el cartel con mi rostro y luego miró a Kiyouteru- ¡Pero si usted se parece mucho a ese otro fugitivo!
Otro guardia un poco más flacucho se acercó.
-¿Por qué demonios gritas tanto? -exclamó molesto el hombre.
-¡Esos dos se parecen a los chicos del cartel!
-¡Si serás idiota! Esos obviamente no son, porque el chico de pelo marrón usa gafas y la del pelo rubio no, obviamente no son.
-¡Ah, pero que tonto soy! Bueno, una disculpa por lo sucedido. ¡Qué tengan un lindo viaje!
No sabía si sorprendente más porque no nos hallan descubierto o si porque los guardias eran realmente estúpidos. Pasamos desapercibidos entre los guardias y una vez sin nadie a la vista nos empezamos a dirigir al palacio.
-Rin, me transformaré en canario para poder ayudarte más fácilmente, así entraremos más fácil al castillo.
-¿Pero y yo?
-Bueno, podíamos.... ¡Volteate!
Nos movimos a un lugar donde no hubiera nadie y yo obedecí.
-Te daré mi ropa.
-¡Pero-
-Sin peros, no habrá problema. De todos modos seré un ave.
Nadie notará que estoy desnudo.
-Está bien -dije algo apenada.
-Y si de casualidad me muero, escupes en mi tumba.
-Pero si yo muero tu escupirás en la mía, ¿trato?
-Será como una forma de agradecimiento.
Yo asentí y me voltee. Liego de unos minutos el golpeo mi hombro y yo sin voltear me agarré su ropa.
-¿Puedo voltear?
Cuando dije eso el se apareció ante mi pero en su forma de canario, dándome a entender que ya estaba bien.
-Ahora tu vete de aquí, tengo que cambiarme.
Kiyouteru aleteó y se alejó de donde yo estaba. Me cambié rápidamente ocultando mi cabello con la capa. Últimamente me e vestido mucho con ropa de chico. Salí de mi escondite y Kiyouteru se puso en mi hombro y comencé a caminar ahora si al castillo. La puerta trasera estaba abierta, así que sin ninguna dificultad entré. Pero alguien me detuvo.
-No puedes estar aquí, esto es un área para sirvientes -esa era la voz que reconocí muy fácilmente. Era la de Yukari.
-Yukari, soy yo, Rin.
-¡¿Rin?!
-Sshhh no lo grites. Por favor, déjame entrar, Len y los demás están en peligro.
-Me puede costar el cuello.
-Por favor.
-... Vete con cuidado, ahora todos están en la hora de la comida, así que evita el comedor de sirvientes. Yo los distraeré.
-Gracias.
-Me debes una. Después de esto quiero que le digas a Lenka que me haga un pastel de limón, ¿de acuerdo?
-Trato hecho.
Entré a los jardines del castillo, ahora lo importante era encontrar el lugar donde estuvieran mis amigos...
-Yo buscaré en el ala norte, tú en el ala sur.
Kiyouteru se levantó de mi hombro y voló a la dirección que le había dado. Yo solo empecé a buscar por los lugares.

Dame Tu Mano (Rin X Len Kagamine) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora