01. Thump

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Thump

Thump

Thump

Thump

Es lo primero que recuerdo. Un sonido que taladraba mis oídos, al principio me resultó molesto, pero poco a poco me fui dando cuenta de su ritmo, de los distintos tipos que había a mi alrededor, retumbares continuos que me decían que aún estaba vivo. Al mismo tiempo me di cuenta de lo mucho que deseaba acercarme a esas notas de percusión, no, en realidad quería encontrar e identificar su origen… y algo dentro de mí deseaba poseerlo, tomarlo por completo.

Tengo sed.

Mucha sed. Tengo tanta sed que por momentos esos tambores me hacen creer que me invitan a una fuente maravillosa que me va a calmar esa sed, no sé por qué lo primero que se me viene a la mente no es el agua, sino algo más cálido y suave, algo más aromático, con textura aterciopelada y un sabor que incluso mi seca garganta podrá apreciar. Mi boca se humedece, se hace agua pensando en lo delicioso que será beber al fin. La sed es lo único que me molesta ahora, deseo saciarme por completo hasta que no quepa más líquido en mi interior.

Ahora percibo voces a mi alrededor, las reconozco por debajo del repiqueteo permanente que me llama. Al principio me cuesta distinguir algo más que un leve murmullo pero a medida que me intereso por saber lo que están diciendo se van aclarando y los retumbares se van haciendo más sordos. Oigo a mi padre, está hablando con mi madre, hay una tercera voz a la que no le puedo poner rostro pero no me es desconocida del todo.

-  No sé si hemos hecho bien… - dice mi madre, su tono es un lamento.
- Es lo mejor que podríamos esperar, Narcisa – la voz de mi padre al responderle parece teñida de melancolía a pesar de la firmeza que quiere insuflarle. - ¿No cree, Sr. Deveraux?
- No creo que mi opinión sea de gran importancia, Sr. Malfoy. –
La voz es muy hermosa, las de mis padres palidecen a su lado… Casi parece que es la voz de un dios… - Lo único que sé es que lo he hecho en calidad de deuda.
- Lo sabemos. –
Narcisa no parece tenerlas todas consigo. – Pero… ¿podría decirme al menos qué he de esperar? ¿Seguirá siendo él mismo?
- Sí. Pero con algunas variaciones… -
¿De qué están hablando? – La mayor parte de su personalidad y su manera de ser prevalecerá, aunque puede que al principio tenga algunos inconvenientes para… encajarlo todo.

Dejo de escucharlos, no me gusta lo que oigo. Prefiero escuchar los tambores a pesar de que su llamada me resulte tan dolorosa y urgente. Vuelvo a sentir cómo mi boca se hace agua en cuanto permito que me envuelvan de nuevo con su rugido, intento tragar pero mi garganta no me lo permite. Mi lengua se aventura para humedecer mis labios, los siento tan resecos y sedientos que me sorprende que no estén llenos de llagas sino que están aterciopelados y suaves. Es un verdadero placer inexplicable pues mi lengua jamás percibió nada tan dulce, tan firme y delicioso. La sorpresa me hace curioso y continúo palpando con la lengua el resto de mi boca y me maravillo de la multitud de sensaciones placenteras que me produce, mas cuando llego al punto en que acaricio mis dientes, ahora me parecen más firmes, como si estuviese lamiendo acero en vez de marfil sin el regusto amargo que produce y casi doy un brinco al encontrarme con algo que no estaba allí antes… tengo colmillos. Dos colmillos pronunciados y afilados que al acariciar sus puntas con la lengua me cortan como cuchillas la blanda carne de la misma… Mi mente reaccionó al instante pensando en el dolor, pero pronto me di cuenta de que no lo he sentido apenas, mas las diminutas y microscópicas gotas de sangre de mi lengua se apoderan de mí… Es una locura completa sentir tanto en tan poco tiempo y con tal intensidad: mi lengua saborea con cada papila cada una de las múltiples esencias que se desprenden de esas minúsculas gotas, puedo percibir un sabor salado y dulce al mismo tiempo, no hay rastro de amargura de ningún tipo, el aroma de la sangre llena mi nariz y entonces es cuando estallo por completo ante la intensidad de tal embate… es el perfume más complejo que jamás haya podido oler, nada puede llegar a describir todos los aromas que se entremezclan en él, un toque de canela, una pizca de hierro, algo de ambrosía… los ingredientes de tan magnífica esencia se contarían por millares y ni siquiera podrían ser abarcados por completo…

Entre las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora