Mi amor por ti~ | Taemin y Tú

Capítulo 30

Llegamos a casa, para mí suerte mi padre no estaba en ella, no me encontraba con ánimo alguno de dar explicaciones sobre nada.

Subí a mi habitación y me senté sobre la cama. Chanyeol subió instantes más tarde con una taza de té.

-Aquí tienes. -La colocó en la mesa de noche junto a mi cama.

-Gracias, Channie...

-No hay de qué, pequeña. -Se sentó junto a mi y comenzó a limpiar mis mejillas. Los rastros de algunas lágrimas derramadas camino a casa se borraron por fin gracias al tacto del chico.

Me tiré de espaldas a la cama soltando un suspiro.

-Realmente creí que sentía lo mismo... -Solté con las palmas de mis manos sobre mis ojos.

-Yo igual... y justo cuando por fin habías aceptado que estabas enamorada de él... -Suspiró profundamente.

-Noté tiempo atrás que me estaba interesando en él, pero jamás creí que terminaría enamorándome. Creí que sería simplemente interés o atracción y con el paso del tiempo desaparecerían esos sentimientos, pero fue todo lo contrario... -Comencé a decir con voz suave. Chanyeol sólo me observaba atento a mis palabras.

-Ciertas veces llegaba a pensar que él sentía lo mismo por mí, la forma en que se acercaba, la forma en la que se dirigía a mi, la forma en la que me miraba... pero al parecer no era así, solo intentaba ser amable y atento porque era una chica cercana a él y parte de su círculo de amistad...

-____...

-Tranquilo. -Sonreí forzadamente.

-Me pone triste verte de esta manera...

-No es el fin del mundo. No sería la primera vez ni tampoco será la última.

-Lo sé, pero...

-Sólo abrázame. -Pedí aún recostada en la cama.

Chanyeol se recostó a mi lado y estiró su brazo para que me apoyase sobre él y me abrazó.

-Le diré a Yoora que haga un certificado médico para que no te pongan inasistencia en las clases siguientes de hoy.

-Gracias, Channie.

-¿Quieres que me quede contigo? Mañana es fin de semana, podríamos ir a algún otro lugar y podrías despejarte al menos un poco de lo ocurrido.

-Sólo si Yoora hace uno para ti también.

-A mi me dan completamente igual las inasistencias.

-De igual forma, pídele a Yoora.

-Está bien, está bien. En un rato le envío un mensaje.

-Bien.

Y tal como lo dijo, se quedó conmigo aquel día y no se despegó en ningún momento a pesar de que insistí en que no era para tanto, que estaba bien y demás.

Papá llegó horas más tarde, pasamos un agradable momentos los tres juntos, compramos algunos snacks y miramos algunas películas en la TV. La estufa encendida junto a nosotros y una gran manta cubriendonos en el sofá, no podía faltar. El invierno estaba más cerca que nunca y se dejaba sentir claramente.

-Bueno chicos, iré a dormir que mañana me toca ir temprano a la compañía. -Dijo mi padre levantándose de su lugar y bostezando.

-Como siempre. -Reí. Besó mi frente y tomó su billetera.

-Pidan algo de cenar, aquí les dejo dinero. -Lo dejó sobre la pequeña mesa de la sala y se marchó escaleras arriba.

-¿Qué quieres comer? -Preguntó.