Nada más bajarme del tren quedé completamente maravillada con lo que veían mis ojos. Había leído acerca de Hogwarts; mis padres me habían enseñado fotos y contado historias, pero se quedaron cortos con lo bonito e impresionante que era todo. Sin embargo, el momento se arruinó por completo gracias al comentario del mismo chico de ojos grises profundos.
—Vaya, no nos libramos de las nuevas alumnas estúpidas... Si por lo menos estuviesen buenas —dijo riendo entre carcajadas con sus amigos.
—¿Eso es lo más gracioso que se te ocurre? —alcé la voz para que me escuchase, y supe que lo había conseguido cuando se giró hacia mí. Tenía una expresión de sorpresa en su rostro—. Al menos yo no parezco un farolillo andante.
Sus amigos se empezaron a reír de él; eso no pareció mejorar su humor. Me quedé quieta cuando noté que se acercaba a mí, y sentí cómo mis músculos se tensaban ligeramente. Para cuando se paró, estábamos a centímetros de distancia.
—Ten cuidado —se dirigió a mí con una voz grave, que alteró todo mi cuerpo—, no te gustará tenerme de enemigo. —No se movió tras terminar de hablar, y yo tampoco me separé de él. Su aliento olía a menta y no apartaba mis ojos de los suyos. Al fijarme con detenimiento pude notar que a pesar de ser grises, tenía pequeñas manchas de color verde esmeralda.
—Mejor dicho, no te gustará tenerme a mí de enemiga —noté que una media sonrisa se dibujaba en su rostro, y me estremecí. No quería seguir con la conversación y me di la vuelta antes de que pudiera contestarme. Al parecer este año no iba a ser tan aburrido.
Entre el viaje y la pelea verbal no había pensado en la selección de la casa. Solo tenía que tranquilizarme, esta misma noche dentro de unas horas, por fin me sentaría bajo los colores de una de las cuatro casas de Hogwarts.
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Me habían apartado de los demás chicos de mi curso, indicándome que debía aguardar fuera a los de primero para la selección de casas. Mientras esperaba a que llegasen, tres chicos de Gryffindor se me acercaron.
—Hola —me dijo la chica—, me llamo Hermione Granger. Ellos son Harry y Ron —habló mientras señalaba a un chico con gafas y pelo negro, y a un pelirrojo.
—Yo soy April, soy nueva. Me he cambiado de escuela, hasta ahora iba a Beuxbatons.
—Si necesitas cualquier cosa nosotros podemos ayudarte —me miró con una sonrisa, y me la contagió de inmediato.
Se despidió para poder entrar al Gran Comedor, y yo me quedé fuera un rato más, hasta que por fin llegaron los de primero. La profesora McGonagall explicó cómo sería la selección y después entramos por las grandes puertas. Notaba un pequeño nudo en el estómago mientras caminaba entre las mesas, hacia donde, en una silla, se encontraba el sombrero seleccionador.
La profesora nos hizo detenernos cerca y sacó una lista con los nombres de aquellos que debíamos pasar por el sombrero. Mi nombre fue el primero en salir de su boca, y caminé hacia ella para después sentarme en la silla. La profesora me puso el sombrero en la cabeza, y de inmediato escuché una voz que decía cosas.
Balbuceaba los nombres de la casas, y tardó unos minutos en quedarse en silencio. Notaba que todos me estaban mirando, esto se estaba alargando demasiado. Pensaba que nunca iba a decidirse cuando, de pronto, exclamó:
—¡Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin!
Un silencio profundo precedió a los murmullos que se generaron en la sala, mientras yo no sabía qué hacer. La profesora McGonagall miró al director, que se levantó para pedir silencio. Por las reacciones de los alumnos, no parecía común el hecho de que el sombrero no hubiese tomado una decisión definitiva.
—La señorita April tendrá que decidir su casa —habló calmado, y después me miró—, tiene una semana.
Me quedé quieta, mirando a cada una de las mesas; por una parte podría ser Ravenclaw, ya que mis padres eran de esa casa, pero sí tenía claro que no iba a ir a la de Draco.
Sin embargo, al salir me dijeron que por ahora me iba a quedar en la de Slytherin, ya que era en la que había camas disponibles para mí. Con gran pesar tuve que entrar allí, pero sabía que no me iba a quedar mucho tiempo. Me guiaron hasta las mazmorras, y cuando entré me quedé embobada viendo la decoración; era mucho más bonita de lo que esperaba. No creía que pudiese estar tan bien decorada.
—Aquí no te queremos —dijo la misma voz insoportable atrás mía—, solo nos vas a hacer perder la copa de las casas y cualquier otro premio —volvió a hablar y yo me giré.
—Tú no vas a elegir por mi, farolillo andante —me dirigí a las escaleras para poder ir a mi habitación, cuando noté que una mano agarraba mi cuello, y me estampaban contra la pared.
—Escucha niñata —me susurró al oído, logrando que se me erizasen los pelos del cuerpo—, no sé quién te has creído, pero aquí en esta escuela mando yo. No sé si en tu otra escuela te comportabas de otra forma, pero aquí yo soy el príncipe, ¿te queda claro?
—Tú serás el príncipe, pero llegó una nueva reina —lo aparté de un empujón y me alejé un poco antes de volverme, y sonriendo le dije—. Gracias a ti ya se que casa escogeré.
Solo quería fastidiarlo por todo lo que había hecho y dicho. Lo iba a poner en su sitio, y ya sabía cuál sería mi casa.
Slytherin.
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Draco y tú (+18) [En edición]
JugendliteraturApril es una chica proveniente de una familia sangre limpia. Ha estudiado los dos primeros años de magia en Beuxbatons; pero para cuando cumple trece años, sus padres deciden mudarse de Francia a Inglaterra, y ella pasará a estudiar en Hogwarts. All...