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Era bonita.

Era tan bonita, muy bonita. Viví 25 años, pensando que mi cara no era tan buena como esta. Acaricié el espejo vertical babeando durante mucho tiempo. Vi mi cuerpo moverse, tenía razón ahora este era mi cuerpo, pero no podía creerlo.

El pelo rosa pálido que revoloteaba hasta la cintura parecía derretirse después de tocarlo. Piel banca como un pastel de arroz. Lo mismo con ambas mejillas.

No importa cómo la mirase, tenía entre 17 y 19 años.

¿Quizá en el medio?

Me reí y murmuré:

–Pensé que estaba muerta –incluso mi voz era dulce como la miel.

Voy a ser hipnotizante cuando sea mayor. ¿Este es mi cuerpo? Está muy bien.

Las esquinas de mi boca se curvaron. Esta cara volvería feliz a cualquier celebridad.

Dicen que si tienes una cara muy bonita, puedes ganarte la vida con ella. Así no tendrás que trabajar a tiempo parcial por la noche, y no tendrás que preocuparte por el alquiler mensual durante meses.

Esto era muy bueno para mí. Oh, Dios mío, ¡esto es tan maravillosamente increíble!

–Oh, bueno

¡Dios me bendijo con no morir y hacerme una belleza! ¡Además, soy joven! Debo haber salvado a mi país en mi vida anterior.

Pero es demasiado pronto para sorprenderse. Cerca de una docena de sirvientes entraron en la habitación uno tras otro mientras estaba cerca de lamer el espejo.

La criada, que estaba de pie delante de mí se acercó con un brillo de alegría.

– ¡Estás despierta, Princesa!

– ¿Sí, sí?

La miré con la mirada perdida. Era demasiado real para ser una obra de teatro. Un delantal pinchado en un vestido negro que llega hasta los tobillos incluso una cofia para la cabeza envuelta en el moño que tenía.

Pero el punto que más me sorprendió, era el título de "Princesa". Tartamudeé como una tonta.

– ¿Prin, princesa...?

Y me sorprendió el nuevo idioma que hablé.

¿Qué es esto? No es coreano. Ni siquiera es inglés. ¿Qué, qué país es este?

La doncella continuó, como si no supiera que yo estaba en shock.

–No sabe cuánto se preocuparon todos por usted porque no se despertó en una semana. ¿Se siente mejor?

– ¿Yo?

–Sí, sí...

–Oh, ¿por qué de repente eres tan respetuosa, mi princesa?

La doncella de pelo castaño, se rio y me ayudó a ponerme de pie, frente a la cama.

¿Qué está pasando aquí?

No podía recordar mucho, lavándome la cara con el agua de un gran barril que sólo era visible por el espléndido lavabo, limpiándome las extremidades, limpiándome los dientes con un pequeño y duro cepillo.

No me dejaron hacer nada. Pase por todo eso con una cara de estúpida. Me acosté en la cama.

–Uh-uh...

– ¿Dígame, princesa? ¿Pasa algo?

–No...

¿Una princesa? ¿Qué es lo que quieres decir?

Técnicas de Seducción de un Algodón de AzúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora