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Edrian miró hacia atrás. En un instante, un rostro se plantó frente a él.

— ¿Qué estás haciendo aquí? Tú no deberías salir así como así.

— ¿Por qué saliste cuando hace tanto calor?

—Salí a buscar a su majestad, por supuesto.

Sin embargo, las comisuras de su boca fueron forzadas a relajarse

—Si alguien te ve, me desplumarían en un segundo.

—Lo siento.

—¿Qué estás sosteniendo? Oh... ¿Bree?

—¡Tía!

Al reconocer la voz de Ylleni, la niña asomó su cabeza por sobre el hombro de Edrian. Los pasos que se habían detenido hace un momento comenzaron nuevamente. No mucho antes, un cabello rosa pálido apareció súbitamente frente al columpio de flores.

—Oh mi Dios, Bree, ¿cómo llegaste aquí?

—¡Tía Yenni! ¡Por favor, abrázame!

Después de todo, era un hábito pedir un abrazo. Ylleni sostuvo en brazos a la niña sentada en el regazo de Edrian. Era una postura que parecía mucho más natural y hábil que cuando él la sostenía. Preguntó Ylleni, poniendo su boca en su mejilla.

—¿Estás sola, Bree?

—Eh... ¡Estoy Sola!

—Nunca habías estado aquí, cómo sabes...

—¡Vine ayer! Ayer vi a mi lindo hermano mayor en este lugar.

—...

Ylleni se rio con dificultad. Desvió su mirada hacia él para encontrar alguna respuesta. Se rio vagamente. Edrian suspiró profunda y suavemente.

—No sé quién es o a quién pertenece esta pequeña, ni porque está usando ese extraño título otra vez...

—Hmm...Bree. ¿No crees que tu mamá debe estar buscándote?

Ylleni ni siquiera lo estaba escuchando. No, evitó escucharlo a propósito. Edrian negó con la cabeza mientras veía a Ylleni deslizarse hacia un lado mientras sostenía a la niña.

—Si desapareces así como así, tu mamá se asustará.

—Sí, pero...

—Ah. Lexi debe estar muy preocupado.

Cuando apareció el nombre de Lexi en su boca, la expresión de Brisa se tornó confusa de inmediato.

Brisa contempló a Edrian, quien estaba a un paso y medio de Ylleni. De las pocas personas que Brisa ha visto en su vida, por lejos, esta era persona más hermosa que hubiese visto, y justo era quien se llevaría a su querida tía lejos. Era natural para el emperador de Bellinger, quien no podía residir en Evorin, estar frente a ella. No sabía si era por esa disparidad, pero tenía la impresión que esa persona no se quedaría por mucho tiempo cerca de ellos.

Él prometió que la verían seguido, pero no creía que lo dijera en serio. Ella apretó sus labios y abrazó el cuello de Ylleni.

—Tía Yenni, ¡prometiste que vivirías con Bree!

—¿Huh?

Ante ese repentino comentario, Ylleni abrió los ojos, pero pronto sonrió dulce como la miel, como si pensara que ese era un hábito en su sobrina.

—Tía Yenni siempre estará con mamá, papá y Lexi.

El interior de Edrian se retorció un poco al escuchar esas palabras. Él frunció el ceño un poco y Brisa se dio cuenta. Inmediatamente, el rostro de la niña se llenó de decepción. Los claros y azules ojos apuntaron a Edrian. Mirándolo con un rostro apacible, Brisa repitió una y otra vez:

Técnicas de Seducción de un Algodón de AzúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora