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Abrí mi boca en sorpresa, fue mi nombre el que salió, mi nombre que pensé nunca escucharía con su voz.

Este hombre dijo mi nombre.

Antes de que pudiera entender el hecho, una voz suave y calmada dijo:

–No me iré de aquí, duerme... –fue un tono tranquilizador.

Todo ese desastre me había dejado muy cansada.

No quiero dormir.

Lo repetí por instinto, estaba temblando, pero asentí.

Liberé la fuerza con la que lo sujetaba, estaba sujetándolo más de lo necesario. Y allí estaba una mano que me sujeto antes que cayera. Y al siguiente momento, el hombre al que me le declaré miles de veces vio fijamente mis ojos.

Edrian se veía increíble.

Era duro, mi cara estaba cubierta de lágrimas y seguramente roja.

No podía ver bien porque estaba temblando, pero ya no podía hablar, quería levantar mis manos y limpiar mis lágrimas pero mi cuerpo tampoco me respondía.

Edrian soltó un suspiro y extendía una de sus manos.

Arreglo un mechón de mi cabello y toco ambas mejillas, limpiando mis lágrimas con sus dedos.

Parpadee para intentar ver mejor, estaba temblando lo suficiente para sentirlo en su cuerpo, mi visión continuaba entrando y saliendo de foco, repetí:

–El palacio Belly, está raro...

–Miraré cuidadosamente ese asunto.

El brillo rojo de sus ojos pareció brillar más rojo por un instante. Para mí, era un brillo que me tranquilizaba.

El brillo de una deidad.

Respirando lentamente, asentí. Mi campo de visión comenzó a volverse negro.

Gruñí y lo llamé.

Edrian parpadeo, el aire que aplastaba mis pulmones repentinamente se volvió ligero.

Volví a murmurar, aferrándome a una parte de su cuerpo

–Está extraño...

Ese pensamiento no abandonaba mi cabeza, mientras lo miraba, sujete mis manos juntas, la velocidad con la que mi condición se restauraba era lenta incluso aunque me estaba tocando.

Originalmente, debería estar bien al momento que me tocaba

Fue cuando me di cuenta que estaba muy débil. Mi espíritu estaba tan débil que ni siquiera podía sentirlo

Debió no haber sido suficiente ver a este hombre solo una vez cada tres días.

–Debiste tener pesadillas todas las noches

Era natural que el radio de daño fuera mayor a la tasa de recupero

Y aun así

De un momento a otro mi cuerpo comenzó a temblar.

–Yennic-

La voz gritó urgentemente mientras me desvanecía.

¿Está bien dormir en este lugar? ¿Qué si era tragada por una pesadilla de nuevo?

Sin embargo mi cuerpo no podía mantenerse despierto.

El mundo se volvió completamente negro, y con una sensación de mareo, mi cuerpo volvió a hundirse en la oscuridad.

Técnicas de Seducción de un Algodón de AzúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora