161

223 16 0
                                    

Sonreí.

—¿Es así?

—Sí.

Me acurrucó con él con toda la charla que tuve con Thiago hace unas horas. Pero como siempre, no iba a dudar si había algo que pudiera hacer. Aun así, tampoco creo que sea ahora. Si te digo todo lo que quiero hacer, creo que este tipo se va a poner muy enfermo esta vez y antes que nada... sentí algo de vergüenza.

Recé para que estuviera fuera de control...

Sonreí ampliamente y envolví mi brazo alrededor del cuello de Edrian.

—Bueno, entonces entraré. ¿Cenamos?

—¿Vamos? Veamos si hay algún rasguño.

—Oh.

No creo que lo sea todavía. Al final, decidí mantener ese pensamiento solo por un tiempo pero ese momento... Creo que será un poco más largo.

Suspiré.

Durante días, Edrian fue como alguien que no podía verme caminar sobre mis pies. Tendría que sostenerlo si bajara las escaleras un poco más rápido, pero no podía decir sobre la fuerza de mis piernas.

Refunfuñé un poco.

—La gente lo verá.

—Eso no es importante, Yenni.

—Todo el mundo dirá que es patético.

—Es un placer.

—Sin duda saldrá a la luz que estás obsesionado con una mujer y dejarás de lado toda la historia del Imperio. ¿Eso no te importa?

—No te déjate hacerlo sola, y ciertamente no me importa.

—Tiene que hacerlo. ¡Naturalmente!

—No voy a poner todo a un lado. No me estás obligando a hacerlo.

Me senté en el marco de la ventana del pasillo y miré a Edrian. Estaba a punto de salir a hurtadillas del dormitorio y salir a jugar, pero estaba a punto de volver al palacio principal.

Atascada, Edrian extendió su mano a un lado de mi cuello y cerró el pestillo de la ventana. Parecía que se estaba siendo cauteloso de antemano por miedo a que yo saltara de nuevo.

—Eres demasiado sobreprotector. —Murmuré fuertemente.

—No me importan, son solo unos días, Yenni. Por favor, coopera conmigo. Por favor.

—Uh... por favor no digas eso. —No puedo evitar ir más allá con esta expresión y con esta voz.

Suspiré antes de recibir un beso.

—Sólo intentaba ir al jardín. Es muy difícil quedarse sólo en la habitación.

—Puedes ir conmigo.

—Félix estaba realmente buscándote a morir. No te concentras en tu trabajo.

«¿Me mirarás con los ojos llenos de lágrimas incluso desde lejos?»

Mira, incluso ahora. Me escondí bajo las escaleras, saqué la cabeza y sonreí torpemente a Félix, que me miró con lástima.

—Es porque todavía no estoy seguro.

Pero todavía no podía dormir con un hombre que me miraba desde la muñeca. Edrian murmuró lentamente.

—Porque eres aun débil, y no sabes todo el final.

—...

—Ponte en mi lugar Ylleni. Mi familia estuvo como muerta durante más de un mes.

—¡Oh, no!

Técnicas de Seducción de un Algodón de AzúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora