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Era difícil ver lo que miraba Sol.

Me las arreglé para pestañear y mis lágrimas se cayeron.

[¿Cuándo cruzaste a Remordí, Heydes?]

Podía ver a Sol en una vista mucho más clara, estaba sonriendo.

–Así que tú también...

Los ojos deslumbrantes que me vieron no eran ojos humanos normales. Sol se echó a reír y se acercó de nuevo en un instante. En el aire la hoja de la espada divina girando como una ráfaga de viento, pude ver como se hacían heridas una por una en su mejilla blanca.

– ¡Eden!..... ¡Eden! –Murmuraba con una voz extrañaba, como si estuviera vomitando sangre.

En el momento en que la mano ennegrecida quiso cubrir mi campo de visión. Arus me echó hacia atrás sin previo aviso.

Huck.

–¡.......!

Volé en el aire sin tiempo para gritar. En lugar de mi boca, gritaron los huesos de todo mi cuerpo. Me sentí deprimida mientras volaba en el aire. Oh, esto realmente no es bueno. Siempre había pensado en una gran pelea... ¡Pero nada como esto!

– ¡Woah... uck!

Cuando terminó la sensación de flotar, me sentí inmediatamente atraída por la gravedad. Era como caer de cabeza al suelo, no pude pensar más y cerré los ojos con fuerza.

– ¿Qué demonios?

Pero no fue la tierra firme y sólida lo que me estaba esperando. Fui sujetada por la cintura. Estaba claro de quién era ese pecho, esos brazos y manos.

–Hyuk.....hum.

Jadeé ante una deidad que me era más familiar y certera. Pude sentir claramente la sensación de mi cuerpo, siendo penetrado por las espinas afiladas de su divinidad. Era tan claro como se llenaba de nuevo. Pero fue lento. La divinidad que inhalaba era tan aguda como una espina clavándose a mi costado.

No obtuve mucha energía pero levanté la cabeza. Y al mismo tiempo que enfrentaba a una cara fría y endurecida, había una voz baja y gruñona en mis oídos.

–Ahora todo es muy... –Estaba claro que era Arus.

Y el murmullo me hizo sentir extremadamente avergonzado en ese momento.

Bueno, estoy recibiendo energía divina de su Majestad... y originalmente era realmente fuerte....

Cuando me convertí en una persona muy impaciente, cerré la boca y me concentré en apilar su aguda santidad en mi cuerpo. Pero Edrian no parecía haberse calmado tan rápido como yo. Después de ponerme justo detrás de él, se adelantó unos pasos. Dondequiera que el pie pisaba, la hierba se sacudía.

–No entiendo que está pasando... –Con una voz más fría y triste que el aire subterráneo muerto, Edrian Bellinger exhaló–. Quédate a un lado.

Un fuerte viento sopló como un rugido. No solo yo, sino también Arus y Sol, que peleaban en la forma de un lobo gigante, se detuvieron violentamente como si fueran a borrar sus pecados. Y lo hicieron, de hecho.

[¿Qué está haciendo?...]

–Será mejor que te calles...

Podía escuchar una voz que pronunciaba palabras que normalmente ni siquiera usaría.

Te va a matar. Sinceramente.

De repente... sin dudarlo, un torrente de divinidad atravesó el cuerpo de Sol. Y lo convirtió en un fuego azulado plateado. La llama que vi el otro día.

Técnicas de Seducción de un Algodón de AzúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora