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Heydes era uno de los pocos dioses a los que le gustaban los humanos. Si bien Arus era el que estaba complacido con la forma en que los humanos jugaban entre ellos, Heydes tenía un gusto distinto. A él le gustaba tocar a los hombres por sí mismo. Especialmente, si estaba muerto.

[Tus pasatiempos son extraños, Hola Heydes.]

[Calma tus nervios]

[......]

A partir de entonces, en la memoria de Arus, Heydes fue muy desafortunado. Era incómodo ver los cuerpos humanos tendidos por aquí y por allá, con Heydes tocándolos y observándolos. Pero debido a que Arus siempre ha sido un Dios generoso, gentilmente lo detenía en vez de abofetearle.

[Mi querido hermano. ¿Por qué no dejas de hacer rodar esqueletos humanos y traes cálidas bendiciones a la tierra conmigo?

[Piérdete.]

[¿Qué? Estúpida cosa.]

Por supuesto, el final siempre era una pelea a puñetazos. El extraño pasatiempo de Heydes no terminó como sólo un pasatiempo. Arus sintió una sensación de crisis cuando se enteró que Heydes no sólo estaba interceptando el cadáver humano, sino también el alma muerta que llegaba a Eden.

[Este es el último, Heydes.]

[Si no quito mi mano ¿Qué harás?]

[Te iras lejos.]

[¿Dónde?]

Heydes resopló y Arus rechazó su imagen de ser un Dios gentil y generoso, la cual había sido minuciosamente construida.

[¡Fuera de mi tierra, bastardo!]

La pelea del día fue tan ligera como de costumbre. No terminó con una pelea a puñetazos. Eden tembló como si fuera a romperse, y la tierra de los humanos se estremeció.

Arus cortó el suelo por la mitad y, en el medio, puso a Heydes y a un grupo de dioses que lo seguían.

Fue una ventaja, ya que tomó toda la naturaleza divina de Heydes. Por supuesto, Heydes no se quedó quieto.

[Chico sin suerte]

[¿Quién dice eso...?]

Heydes, que le habían quitado la divinidad, pondría sus manos otra vez en ella. Ese poder, llamado mana, también era la única fuerza que podía luchar contra los dioses.

Entonces, ¿Cuántos años lleva luchando? No puedo recordarlo bien porque fue hace mucho tiempo, pero probablemente luché hasta que me cansé. El lugar de la pelea era inevitablemente la tierra de los humanos, el término medio.

«No, maldita sea.»

Luego, cuando volvió a sus sentidos, Arus vio la tierra de los humanos en ruinas, siendo precipitada a su casi total destrucción. Solo entonces Arus se apretó el pelo:

[¡Mis bellezas!]

Ese día la tregua concluyó. También fue ese día que nacieron los tabúes de Eden y Lemordi. A partir de ese día, los Absolutos no tenían permitido intervenir en la tierra. Entonces, ese día, los tres sistemas se dividieron exactamente en tres partes iguales, y tenían por límite la tierra.

Desde ese día, Arus no ha vuelto a ver a Heydes. Los tabúes de Eden y Lemordi no han sido rotos durante miles de años. El nuevo mundo encontró la paz, y la tierra ha sido restaurada en menos de cien años gracias a sus sinceras bendiciones.

Entonces, en algún momento, Arus se olvidó de la existencia de Heydes.

La única vez que los tabúes de Eden no funcionaron fue cuando Heydes fue convocado por manos humanas. Un médium para atar a la persona absoluta, un lugar donde establecerse y una persona calificada.

Técnicas de Seducción de un Algodón de AzúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora