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Entonces, todo lo que tenía que hacer era esconder a Teresa y luego ir a refugiarme.

Me escondería en un lugar seguro, por supuesto, pero si ocurría algo malo, pues igual que en la original Sergio me salvaría.

El impidió que el ejército imperial me secuestraba junto a Teresa.

Pero, había un problema...

La luz brillaba contra un tenue cabello plateado, unos ojos rojizos me miraban fijamente,

Mire al suelo, viendo algo en mis zapatos blancos.

Las comisuras de los labios de ese hombre se elevaron.

Mi rosto tembló con su sonrisa lánguida. Intentando contenerme un recuerdo llego a mi mente.

"Aquellos ojos rojizos la miraron con una luz intensa"

Cuando leí esa parte de la novela mi cuerpo se estremeció, y ahora que lo vivía directamente, sentí de nuevo aquella sensación.

Sus ojos rojos brillaban extrañamente, como los ojos de un depredador viendo a su presa,

La potencia oriental del Riker, el emperador de Bellinger, se acercó a mí

–Te tengo, princesa de Evorin.

–....

***

Hace unas horas

Era medio día, un ambiente muy pacifico.

Estaba en el palacio, almorzando con mi hermana, padre y madre.

Mi padre me miró con ansiedad y me dijo:

–Ylenni, no te vez muy bien. No tienes apetito.

Negué levemente y comí lo que tenía en la boca, sonriendo brillantemente.

–Estoy bien, no se preocupe.

Era una mentira claro, pero no tenía apetito.

Estuve nerviosa durante los últimos días, pero estaba conteniéndome. Ciertamente no podía relajarme cuando el ejército de Bellinger podría aparecer en cualquier momento.

Pero, me encontraba más ansiosa el día de hoy. ¿Qué era este sentimiento? Esto era muy raro.

Después del almuerzo, mi familia tomo el té en la terraza, estaba jugando con la taza de té, pero cada vez me sentía más ansiosa.

Las tres personas presentes, no sabían lo que pasaba por mi mente mientras seguían teniendo una conversación informal.

– ¿Qué te dijo el doctor?

–Dijo que no tendría que preocuparme, a este paso podré dar a luz a mi bebé sin problemas en la fecha programada.

–Oh, eso es bueno, recuerda que siempre tienes que mantener tu mente y cuerpo cómodos, Teresa. Tienes que escuchar y ver solo cosas buenas.

–Sí. Siempre lo intento

Estoy nerviosa. ¡Muy nerviosa!

No lo soportaré más.

–Hermana, regresemos. No es bueno que estés fuera por mucho tiempo.

– ¡Oh!

– ¿Qué? Pero... Ylenni, solo han sido dos horas...

– ¡Dos horas son suficientes!

Estaba apurada, y forcé a mi hermana Teresa a pararse de su asiento, y mi padre y madre me miraban sorprendidos.

Técnicas de Seducción de un Algodón de AzúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora