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Entonces, con el dulce olor de su cuerpo que me hacía olvidar todas mis preocupaciones, interrumpió su avance.

Suspiré.

Bueno, no es como si no hubiera sido no hubiera sido paciente por un tiempo.

—....

Eventualmente él alejo su cuerpo.

En ese tiempo, pensó... que aunque todo hubiera marchado sin ninguna rebelión, había que tener cuidado, incluso luego de recostarme en la cama para conciliar el sueño, eso me tomaría mucho tiempo.

Gire a ver a Edrian, sin poder sacar mis ojos de su blanco rostro, de hecho, era imposible hacerlo. Había estado controlándose por dos años.

Edrian se movió y se volvió a verla. Su mano izquierda se aproximó tomando la mía. Edrian pasó un largo tiempo mirando los delicados dedos de mi mano.

Quizá pensando en "cómo hacerlo".

***

—No te gusta estar rodeado de personas. No te gusta toda esta atención, ¿cierto? –eso fue lo que Thiago dijo.

—Si no fuera tan glamoroso o algo tan grande, posiblemente lo hubieras disfrutado, ¿eres de Evorin? –Y eso dijo Clarice.

Edrian recordaba lo que había pasado hace casi dos años

— ¡Un poco más! ¡No puedo irme! ¡Aun no puedo irme! ¡No puedo salir del palacio imperial!

Estando juntos en el palacio imperial, sin mucha gente, sin algo tan pomposo y grande. Tranquilo. Edrian era el propietario del palacio imperial, no era difícil de imaginar que le gustasen esas condiciones

De hecho, él realmente no disfrutaba del glamour o las cosas grandes y sabía que a Ylleni tampoco le gustaba. Porque ella siempre usaba ropa de tonos cálidos y lindos, sin un aire muy egocéntrico.

—Si pero...

Pero recordaba lo que Claris seguía diciendo.

—Su majestad, ¡es imposible que haya una mujer que odie el glamour o las cosas grandes y brillantes!

— ¿Es así?

Edrian miro hacia la mujer que estaba sentada al lado opuesto e intento imaginar su reacción, intentar ver a Ylleni rodeada de brillo y muchos colores.

—Supongo que no es tan malo...

— ¿Que estás viendo?

Sus pensamientos fueron cortados por una tintineante voz. Edrian rápidamente volvió su cara, sonrojándose.

—Solo... que eres muy linda

—No es eso, tus ojos parecen preocupados por algo.

Cierto, Ylleni tenía una mirada aguda. Edrian escapó de su mirada con su boca abierta pero sin dar alguna respuesta. Con un delgado dedo Ylleni sostuvo su taza viéndolo fijamente.

— ¿En qué estás pensando? –dijo ella

Ylleni dejo la tasa sobre la mesa en un delicado movimiento, pero la mesilla tembló un poco, Edrian se apresuró a sujetar la mesilla y suspiro reflexivamente

—Yenni, ten cuidado.

Dijo, sujetando sus manos y revisando si no se había hecho daño en sus dedos. Aun así, Edrian seguía pensando en que hacer y eventualmente sujeto sus mejillas.

—Realmente estás pensando en algo importante, ¿cierto?

— ¿Ah...?

—Prometidos conversar sobre todo lo que nos acongoja, hablar de lo que no fuimos capaces...

Técnicas de Seducción de un Algodón de AzúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora