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–Entonces, ¿Quién es la futura emperatriz?

– ¿Hasta dónde sé? Eso es lo que estoy intentando saber.

–Creo que escuché de que tiene una prometida desde hace mucho tiempo...

–Eso es solo un rumor.

– ¿Es así? Sin embargo, no puedo decir qué es lo que hay. De hecho, la capital es el lugar de origen de todos estos rumores.

Druk.

Escuché el sonido de un carro con una carga en él, siendo arrastrado. Y luego una serie de pequeñas charlas.

– ¿Has oído de que la reina del lado norte se va a casar en otoño?

— Oh, eso...

El ritmo se había detenido de nuevo.

Tak tak

El dobladillo negro se congeló entre las piernas. El hielo que se encontraba por encima de la tierra acaba de empezar a derretirse de nuevo. Las voces de los comerciantes, que habían sido escuchadas con el viento, se estaban desvaneciendo lentamente.

***

La brisa de primavera también ha avivado en la ciudad capital de Barishad, fuente de rumores en todo el Imperio.

— Es primavera.

— Sí, es primavera.

Clarice Iven acababa de entrar en el salón de banquetes con su marido. Era tarde, por lo tanto la fiesta ya se encontraba en pleno apogeo.

El resplandor del pilar que colgaba y una pista de baile llena.

La espléndida sala fue increíblemente bien restaurada a fines de la primavera del año pasado, la cual había sido completamente destruida y quemada por completo.

Sin embargo, mientras se reconstruía el palacio, Pero hubo una clara reducción en el número de decoraciones lujosamente restauradas en el palacio, reflejando los gustos del emperador.

El lujoso palacio, un tanto pintoresco, tardó menos de un año en establecerse en un ambiente elegante y tranquilo.

Clarice miró alrededor del pasillo y murmuró:

–Oye, no le gustaban las cosas demasiado coloridas.

– ¿Lo es...? No creo que realmente lo haya pensado.

–No, no su majestad.

Clarice sonrió de manera significativa e inclinó su copa de vino.

Seguramente, la princesa de Evorin habría puesto los ojos en blanco y escogido un vestido un poco menos pesado y glamoroso para este evento. Ya han pasado dos años, y no sé por qué tenía aun ese pensamiento en mente.

–Estoy segura de que es un tipo difícil de ver en Bellinger.

Clarice miró hacia alrededor del trono. Pero el emperador no estaba en su asiento.

–Oh, Dios mío, ¿a dónde se fue?

El emperador, que no disfruta del baile ni de las actividades sociales, solía vigilar durante un par de horas cada vez que se celebraban los acontecimientos.

Siempre ha sido así desde que asumió el cargo, pero desde el año pasado, no ha podido mantener su asiento en el trono.

El conde Iven, que estaba cerca de su esposa, chasqueó su lengua.

—Tsk. Marqués Birzen, parece que todavía tienes a tu segunda hija.

— ¿Disculpe?

La voz de Clarice se elevó bruscamente.

Técnicas de Seducción de un Algodón de AzúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora