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–Me preguntaba por qué no venías hoy

–....

Pude ver a Edrian frunciendo el ceño. Sonreí y empujé a Sergio pasando delante de él.

–Su majestad, este es mi amigo de la infancia, este es mi escolta, y este es mi cuñado.

–....

–Deben haber estado un poco... demasiado preocupados por mí. Soy una princesa muy querida en Evorin.

–Preocupados...

–Si. Lo siento, realmente, lo lamento.

Era un acto de falta de respeto cometido por mí, quien al conocer ya al maestro del imperio no los presente. Era correcto disculparse a su debido tiempo. Sonreí torpemente

– ¡No lo volveré a hacer!

–.... No tienes que disculparte conmigo.

Edrian respondió relucientemente y mantuvo su boca cerrada. Él tenía mucho por decir, pero su cara estaba claramente intentando mantener una buena apariencia.

Aun así, sus ojos estaban puestos en Sergio, quien me había abrazado. Contrariamente al hecho de que su humor estaba empeorando, mi humor creció más y más.

¿Qué es esto? Acaso eso son, no puede ser ¿verdad?

¡Celos!

Oh, no vas a salirte con la tuya esta vez.

Cuando lo vi con cara de triunfo, Edrian sonrió brevemente en vano. Me apresuré a seguir adelante antes de que pudiera decir algo más.

–Bien, ya que están en el palacio, ¿podemos hablar un poco más?

– ¿Princesa?

–Por favor, son caras que no he visto en tres meses. –El comentario fue algo sincero.

Tenía que hablar con mi cuñado y preguntarle sobre mi hermana de Teresa y Brisa, y luego con Fernandis, en especial sobre Alex, que ya debía de estar en camino. Y bueno, no estaría mal discutir con Sergio después de mucho tiempo.

Y Edrian probablemente, uh, estaría trabajando ¿verdad?

Levante las comisuras de mis labios, bueno, ¡deberías extrañarme un poco a mí también! Edrian me miró fijamente un momento y pronto sonrió. De alguna manera su cara regresó a su manera lánguida y relajada.

Hmm...

Aunque me pregunté por su cambio repentino, Edrian respondió lentamente:

–...Sí. Primero, deben ser guiados por sus sirvientes. Deben estar cansados de hacer un largo viaje, así que lo primero que deben hacer es aliviar el calor.

–Estamos bien...

–No, tú no estás bien...

Hubo una fuerte cortante en la respuesta que le dio a Sergio y Edrian rio lánguidamente. Ahí, un rostro que cautiva a la gente. Ese hombre podía ser más cruel que Sol a veces. Mientras Edrian levantaba su mano, un sirviente que esperaba detrás de él se acercó y se inclinó educadamente.

–Yo los guiaré.

–......sí, entonces.

El Duque del Lebanon asintió con la cabeza con un rostro sombrío. Inmediatamente me voltee para seguirlos. Trate de girar.

–Quédate aquí, Princesa. –La voz de atrás me congelo. Mi corazón comenzó a palpitar.

De hecho, era la primera vez que lo veía así. Mi corazón se hundió.

Técnicas de Seducción de un Algodón de AzúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora