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–Buenos amigos, eh

EL chico que siempre me fastidiaba, me puso en una situación de poder atraer a Edrian, ahora era yo quien tenía el control...

¿Crees que pueda castigarme por presionarlo tanto?

–No puedo tener un abrazo ligero entre amigos que no se han visto en mucho tiempo...

No pude finalizar mis palabras. Algo suave y blando tocó mi frente ligeramente. Fue debido a la sorpresa que abrí mi boca perplejamente.

–Esto es....

–Es por eso también –El susurro de su voz me hizo cosquillas en la garganta.

Mi corazón comenzó a latir rápidamente. Edrian subió las comisuras de sus labios, como si hubiera notado mi rigidez momentánea. Bajó la cabeza un poco más. Los labios se encontraron ligeramente en la punta de mi nariz.

–Pero tú no puedes hacer esto, ¿verdad?

–Eso tiene sentido...

¡Haz algo!

Tragué un grito. Era la primera vez que Edrian y yo nos besábamos directamente. Nos besábamos en las puntas del cabello y en los dedos, siempre tratando de no cruzar la línea. Mi corazón latía cada vez más rápido.

–Por supuesto que no...

Y este relajado hombre parecía tener las respuestas para sí mismo. Era obvio que los labios dibujaban una línea satisfactoria. Si me movía o levantaba la cabeza un poco más, podía tocar sus labios de inmediato. Pestañeé y giré mis ojos, pero finalmente bajé la cabeza.

Wow, realmente yo estoy tan avergonzada...

–¡....!"

Pero su boca seguía en mi cabeza, hasta que el toque de sus labios cayó ligeramente cerca de mi boca. Era una corta pero clara suavidad. Era tan dulce, como algo que se derretía tan pronto era tocado, esto no es real. En un instante, los sentidos llenaron mi cuerpo con sensaciones muy diferentes a las que habían sentido.

En un abrir y cerrar de ojos, una clara divinidad encerró nuestros cuerpos. Dio vueltas y energizó cada uno de mis débiles vasos sanguíneos. Tan pura e intensa, una deidad que me llenó hasta el alma

–....Cómo.

Tomé un respiro momentáneo para volver en mí. El aliento se bloqueó momentáneamente. Y repentinamente el silencio desapareció. Pude escuchar una pequeña risa de Edrian. Me reí como si hubiera puesto fin a todo mi descontento.

–Realmente...

Oh, algo es injusto. Ahora siento el latido de mi corazón, me muerdo el interior de los labios.

–Siempre pierdo... esto es un poco injusto

– ¿Desde cuándo competimos? –Edrian sonrió, me agarró las dos mejillas y levantó la cabeza–. ¿Quién siempre me sacude?

Edrian dijo de una manera extraña. El tono era bastante opuesto a sus palabras, y de alguna manera me puse gruñona otra vez. Pero antes de que pudiera decir algo, una gentil voz me interrumpió

– ¿Quién me hace pisar la línea que he dibujado? No deberías decir eso.

Siempre ha sido un comentario dulce el que me mantiene fuera de mis pensamientos.

¿Quién tiene realmente la ventaja entre nosotros? En realidad, sabía que era inútil discutir aquello. No había tiempo suficiente para detener a Evorin quienes ya habían llegado a Bellinger y no pasaría mucho tiempo antes de que tuviera que volver realmente.

Técnicas de Seducción de un Algodón de AzúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora