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Mi primer intento fue desastroso. Más miserable de lo que pensaba.

Me quede sola en el jardín.

– ¿Que esperabas de ese muro de hierro?

Cuanto más repetía la conversación, más atónita estaba. Nunca pensé que dijera que estaba intentando amar a Sol.

Suspiré.

–Seguramente no estas siendo sincero.

Al principio, no esperaba que aceptara de inmediato, pero

No importaba si amaba a otra mujer, solo no debía ser ella...

Sacudí mi cabeza de pensamientos oscuros. Estaba preparada para esto de cualquier forma.

¡No podía solo perder por eso!

Por un momento, todos los malos pensamientos que tenía salieron de nuevo. Apreté el puño.

A mi costado, Marianne se molestó cuando vio la diferencia

– ¿Princesa en que está pensado? –Marianne me sujeto y saco de mis pensamientos.

Ah... jaja

–Oh dios, su majestad es muy buena de corazón, pero realmente no me esperaba eso. Aun así, ¡cómo es que la familia de un reino extranjero puede ser tan entusiasta!

–Desde que es de la realeza

– ¡Fue vergonzoso, no importa como lo vea!

Mi cuerpo está golpeando el suelo, solo por el hecho que estoy siendo regañada por mi doncella Marianne.

Sonreí de la manera más linda que pude.

Marianne, estoy bien. ¿Si?

–Antes que todo, ¿Qué pasa si esto ella a oídos de lady Veland?

Aunque, Marianne parecía más preocupada por el tema de Sol como si eso fuera el fin del mundo.

–En plena nube de rumores que se están esparciendo en la sociedad.

– ¿Eso es bueno?

– ¡No!

En contraste con mi Rosado cabello, Marianne estaba tan pálida como un papel.

–Es porque la princesa no sabe... Lady Veland no es conocida por ser una persona piadosa.

–Eso lo sé

Nadie conocía lo aterradora que podía ser Sol como yo. Sujete los hombros de Marianne para que no se preocupara.

–Pero no puedo huir más, aunque Lady Veland sea aterradora, más aterradora es la idea de su majestad casándose con ella.

–Ahh... –La cara de Marianne lucia aterrada.

La mire curiosa.

– ¡No te asustes, Marianne! Si algo malo pasa, Arus me cuidará

[¿Cuándo dije eso?]

–Ajaja, que ruidoso. Nada malo me pasará.

La última palabra fue un ruego. Sin embargo, había algo con ello. Me giré y susurré despacio con Marianne mirándome confundida.

–Estás ayudándome. ¿No quieres verme siendo arrastrada al infierno, cierto?

[Te dije que no podía interferir en el mundo. Especialmente con los que tienen magia, tienes que encontrar tu propio camino, jaja. ¿Entiendes el funcionamiento no?]

Técnicas de Seducción de un Algodón de AzúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora