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Edrian

Era lindo sentir su mano sostenida por otra. Eso debía alegrarle también a ella pues sus dedos estaban algo fríos.

— ¿Qué debería de hacer? —. Edrian sonrió perezosamente.

Tenía la apariencia de un depredador peligroso, como un gato que observa a un pájaro andando frente el sin saberlo, observándolo con una expresión triunfante.

La sonriente mujer nunca adivinaría qué tipo de hombre es él pues no suele mostrarse completamente a casi nadie. Edrian la miró a la cara con sus manos aún extendidas. Sus gentiles ojos se inclinaron bellamente formando una media luna.

—Me gustaría pedir su cooperación—. Ylenni tomó su mano y se río suavemente.

Su sonrisa tenía un brillo sin intenciones que rompía la guardia de cualquier oponente. ¿Ella la mostraría tan libremente por qué ser consiente que es su arma más poderosa?

Con una voz animada la princesa dijo:

— ¿Su majestad preferiría ser secuestrado por mí o...?

—... ¿O? — Cuestiono.

— ¿O ser molestado por mí todos los días? — Hubo un pequeño destello en los claros ojos azules, si no contestaba positivamente nunca le dejaría en paz.

Edrian sonrío en vano.

— ¿Qué es lo que no le agrada a la princesa?

—Su itinerario de hoy, su Majestad.

— ¿Mi itinerario?

—Sí, así que me meteré en su camino—. Ylenni respondió sin vacilar.

Edrian se detuvo un segundo para poder comprender sus palabras. La princesa parecía determinada a impedir su encuentro con Sol Veland.

—Usted no está comprometido aún, por lo que es lo mismo si es ella o yo—dijo con una mirada profunda y un rostro repleto de inocencia—Voy a garantizar la seguridad de su Majestad, estoy realmente segura de eso.

— ¿Puedo contar con su cooperación? —dijo Ylenni con voz muy segura.

Él se encogió de hombros.

—Bueno, no lo haría si representara una amenaza—Las palabras le eran familiares. Edrian había dicho las mismas líneas al tomar como rehén a la princesa. No pudo evitar reírse por lo bajo.

— ¿Para qué quiere secuestrarme la princesa?

No sabía si sus palabras eran ciertas o no, pero la muchacha resultaba tan linda que quería cerrar sus ojos e ignorarla.

—Bueno...

Edrian verifico su tiempo, tenía una reunión para almorzar con Sol y ella era una mujer extremadamente sensible con la puntualidad así que claramente llegaría al momento acordado. ¿Faltaba una hora o tal vez hora y media? É lo considero brevemente.

Mientras lo hacía pensó en todos los escándalos que rodeaban a Sol Veland, escándalos que habían involucrado también a todas las jóvenes damas que habían intentado acercarse a él, volviendo imposible que regresaran a la sociedad aristocrática.

<<Escandalo>> Edrian miro a la princesa de Evorin que sonreía brillante como el sol mientras lo miraba.

No debería existir mujer alguna que pudiera calzar con la palabra tanto como ella. Le resultaba imposible imaginarse relacionándose con ella incluso si quisiera.

Técnicas de Seducción de un Algodón de AzúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora