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Era un día donde el cielo estaba excepcionalmente azul, sin ningún atisbo de nubes. Los rayos del sol bañaban gentilmente a la ciudad.

Era un día realmente cálido de enfrentar para una niña de 3 años. La niña, con trenzas a ambos lados de su cabeza, con cabello rojo que caía curvado sobre sus hombros, miró el cielo claro y frunció las cejas. Era un espectáculo deslumbrante.

—Lexi.

Llamó a su amigo en voz baja. Por supuesto, no hubo respuesta. El objetivo de Brisa era encontrar a su amigo, quien se estaba escondiendo y escapando de ella.

— ¿Hacia dónde fuiste?

Brisa caminó silenciosamente y comenzó a moverse. En los ojos de un niño, el palacio era tan grande que era increíble creer que era cierto. Gigante, espacioso y poco familiar.

Yo tuve que venir y apreciarlo un par de veces, pero cuando lo vi, yo era un chico de 3 años, y aparentemente, no importaba cuánto tiempo transcurriera, seguía siendo familia para mí.

Sin embargo, Brisa originalmente tenía una personalidad donde los espacios nuevos o las cosas desconocidas no le atemorizaban. Además, no había nada tan aterrador si se compartía con amigos.

— ¿Lexi?

Brisa, a menudo mencionaba el nombre de su amigo a medida que avanzaba dando pasos cortos. Sus pasos gradualmente la fueron guiando al palacio que se encontraba detrás de la residencia principal. Lexi no estaba ahí.

—...

Una gran pregunta apareció en la mente de Brisa, sin saber que su amigo fue capturado y retenido por su padre en el jardín que estaba detrás del palacio. Así que Brisa siguió caminando con dirección al oeste. Incluso después de caminar por un largo tramo, los grandes pilares se alineaban sin fin en su camino.

—...

Brisa sintió miedo. Estaba luchando contra el miedo de caminar sola, pero también es tenebroso deambular en un extraño lugar como este.

—...

Brisa lloró y cruzó otro pilar, y el camino, que parecía interminable, finalmente llegó a su término con grandes ojos azules llenos de lágrimas. Ella temblaba como si su boca fuese a soltar un lloriqueo de inmediato. Pero Brisa cerró sus labios apretadamente y levantó su cabeza:

—Bree no llora.

La fuerte niña dijo que no estaba llorando. Era una broma de su tía, quien era como una flor rosada que a ella le gusta.

Brisa empuñó sus pequeñas manos, dio otro paso y abrió su boca. Se encontraba en un pequeño jardín trasero, dos villa en Evorin. Entre ellos, había pequeños caminos en frente del palacio del oeste. El pasto, que creció de una manera errática debido al descuido humano, le hacía cosquillas en sus tobillos.

Brisa olvidó por qué había estado asustada y miró a su alrededor maravillada. Las murallas exteriores del palacio del oeste estaban cubiertas hasta la mitad con hiedra que crecía a su antojo, bailando al compás de la brisa acompañado de los frondosos arbustos que rodeaban el palacio.

Altos y hermosos árboles, y flores que colgaban de fuertes ramas. En los ojos de la niña que vivía entre la multitud, era un paisaje demasiado calmado. La extraña escena que fue fascinante durante un momento, volvió a inundar a Brisa de ansiedad.

—Hay, ¿Hay alguien por aquí?

Otro gritó salió. Brisa miró a su alrededor para silbar. El viento ocasionalmente traía el sonido de las ramas al bailar.

Técnicas de Seducción de un Algodón de AzúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora