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Él apartó un mechón que caía por mi frente.

—No te gusta tu cabello, ¿verdad?

—No es eso, pero...

Devolví a mi capucha el mechón que se había soltado con un rostro sombrío.

El esponjoso cabello de Ylenni tenía un color muy dulce a la vista, siendo suave al toque. Es solo que las hebras eran tan delgadas que tendían a enredarse fácilmente, volviéndolo tupido.

Como sea, no era un cabello de su agrado, ella envidiaba cabelleras brillantes y elegantes.

Especialmente odio que este hombre lo señale por mí.

Has visto todos estos años a la hermosa maga de saludable y nutritivo cabello castaño rojizo, ¿no?

Solté de mal humor.

—No quiero comer eso, comeré otra cosa.

—Bien, como tú quieras.

Gracias a eso, pude dejar atrás con orgullo el puesto de algodón de azúcar. Mordí el trozo de carne de mi pincho imaginando que era Sol.

Me había saltado el almuerzo y empezaba a estar hambrienta. Llené mi apetito dando vueltas en los puestos de aperitivos alineados en la esquina de la plaza.

Compré dos de cada uno y se lo ofrecí a Edrian, pero él parecía no darse cuenta. Al final del día, todos esos aperitivos fueron agrupados y apilados en mi estómago.

De hecho, Edrian parecía más preocupado por algo que por los aperitivos. Dirigí mi mirada hacia él mientras observaba la plaza.

Edrian se veía como siempre, pero por ratos, su frente no podía dejar de fruncir el ceño.

Los ojos rojos brillaban a veces.

Esa reacción se repitió varias veces. Al final, murmuré con un dulce en mi boca.

—Oye. ¿Qué pasó? ¿Qué es esta vez? -

Fue una respuesta muy reflexiva. Rodé el dulce en mi boca y fruncí el ceño. Este tipo es realmente.

—¿...? -

Cuando no respondió, sus ojos rojos se voltearon hacia mí, pensando que le pediría que me comprase algo más, murmuró buscando en su capa.

—Creo que tú deberías llevar la bolsa.

—No, no me refería a eso... no soy una niña.

Apreté su mano que trataba de sacar la bolsa.

¿Qué edad crees que tengo?

Terminé la bolita de caramelo en mi boca y le dije.

—Oye, ¿ese lobo lleva una cruz en su lomo?

— ¿Qué?

Su guapo rostro se alzó en respuesta. Ahora estás respondiendo apropiadamente. Continúe despacio.

—La estatua del lobo que aúlla. Desde lejos puedo ver que tiene una cruz en su lomo.

—Ah.

Edrian le dio un vistazo a la estatua y respondió a la ligera.

—El lobo y la cruz son los símbolos de Bellinger.

—Oh.

—Arus, el Dios de paz y prosperidad, es conocido por descender a la tierra en forma de lobo. El lobo representa a la Familia Real de Bellinger, sangre de Arus y la cruz en su lomo es el símbolo del mayor heredero de la divinidad de Arus en la Familia Real, el emperador de Bellinger. -

Técnicas de Seducción de un Algodón de AzúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora