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–Oh, estos niños...

Encontré a Alex, tan sucio como Brisa, y suspiré.

–Ven aquí, tú.

Claramente en el original, Alex tenía una personalidad adulta y seria que no se ajustaba a su edad.

Me pregunto si el apodo por el que Brisa llama a Alex era solo cuando era un niño.

¿Y quién es este niño terco que ahora le da dolores de cabeza a mi caballero todo el tiempo?

– ¡Abajo! No, te lleves las manos a tu boca antes de lavártelas... ¡Brisa! ¡No pongas las manos en la boca!

Es difícil cuidar a dos niños. Ya les dije que son dos niños de tres años que acaban de llegar a su mayor pico de curiosidad y terquedad. Ambos eran bebés pequeños que no sabrías a donde desaparecían si les quitaban los ojos en cualquier momento.

Comencé a lavarles las manos, sentada en el borde de la fuente, entonces Brisa agarró ambas manos y se las llevó a la boca.

– ¿En dónde se han metido esta vez? No estropeaste el árbol favorito de tu padre, ¿verdad?

Me sentí incómodo y me limpié la cara. Luego volví a admirarla.

Aw, es hermosa. Es la heroína del mundo, la hija de Teresa. Es como una muñeca viviente.

– ¡Oh, es hermosa, mi sobrina, verdad Alex!

Y en ese corto momento, Alex se escapó al extremo más alejado de la fuente.

– ¿A dónde vas, pequeño?

Resoplé. Alex que había estado huyendo de ella, estaba en el aire. Un tenue brillo plateado se apoderó de él y lo arrastré de nuevo hasta mí.

Alex se rio, no tenía miedo de flotar en el aire, le era divertido. Yo solo tiemblo al recordarlo, me reí de las circunstancias

–No aprendí para esto...

Durante dos años, aprendí a tratar con la divinidad y ahora lo gastó cuidado de un niño. Oh, bueno, es bueno para ser usado en cualquier lugar.

Suspiré y lavé a Alex, y aunque no tuve más remedio que lavarle hasta las mangas por si las metía en la boca o la nariz.

[Snif, snif]

– ¿Qué más hueles?

Arus estaba a su lado, su nariz presionada contra ella, y ella se abrazó contra la parte posterior de mi cuello.

–Oh, Lari

Pero no importa cuán joven sea, era un lobo... Mi sobrinita estaba tan asustado como Alex.

[Me gusta esta chica, huele a pureza y huele a limpio.]

– ¡Oh, acabo de lavarla!

Arus la derribó sin herirla y comenzó a jugar.

El cabello rojo, que estaba cortado en pequeños bucles se enredó con el cabello plateado, se giraron en el césped, y el sonido de la risa del niño resonó en el jardín.

– ¡Yo también, también!

Alex, que estaba atrapado en mis brazos, revoloteó con fuerza. Su lengua era corta y gimió con dulzura.

– ¡Voy a jugar con Brisa y Lari!

– No Lexi, acabas de lavarte

–Uh...

Sus ojos ámbar llenos de lágrimas.

Oh, Dios mío. Llora tan fuerte y lindo que haces latir mi corazón con fuerza, cariño.

Técnicas de Seducción de un Algodón de AzúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora