𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 73

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Narrador omnisciente.

La rubia besó los labios del pelinegro dulcemente, para luego ponerse sobre el de un salto.

—Buenos días. —murmuró cerca de sus labios, mientras el apenas abría sus ojos. Sonrió al verla, y puso su mano en su muslo.

Betty sonrió, dispuesta a besarlo. Lo besó dulce y cariñosamente. Segundos después, ambos se separaron con una sonrisa. —feliz mesario, linda.

Este volvió a besarla, pero ella fue quien profundizó el beso, convirtiéndolo en un beso apasionado.

Jughead suspiró apretando su trasero, mientras que con su otra mano contorneaba sus pechos. —¿sigues con la regla? —preguntó entre el beso.

Esta soltó un quejido, y se separó lentamente, sin salir de encima de el. —si. —hizo un puchero.

El pelinegro, tragó en seco debido a su masculinidad erecta. Apretó levemente el trasero de la chica, una vez más y le sonrió. —tranquila, no pasa nada. —dijo para volver a besarla.

Minutos luego, entre besos, caricias y toques. Betty había logrado sentir el bulto del chico, pues claro se había estado moviendo en círculos sobre el mientras se besaban acaloradamente.

Se separo, sentándose en su abdomen. —quiero tener sexo. —bufó.

—Pero no puedes. —rió

—¿Y de que te ríes? Si yo no puedo tener sexo,  tu tampoco. —soltó indignada ante la risa de su novio.

—Y lo estaría necesitando. —murmuró con una mueca.

Betty se levantó de encima suyo, haciendo que su novio suelte un quejido de desaprobación. La vió caminar hasta la ducha, y dejar la puerta abierta.

—Ven.—lo llamó.

El se negó. —acabas de prender la ducha, y seguramente estas desnuda.

—Veeen. —insistió alargando la segunda letra.

Jughead suspiró,levantándose de la cama para entrar al baño y verla solamente con una camiseta de el y sus bragas.

La miró mal, dándole a entender que no aportaba. Sonrió de lado al ver cómo la rubia le hacía señas, para que se quite su ropa.

Este retiro parte de su ropa, dejándose solamente sus boxers. Se adentró con ella a la ducha, pero ninguno se mojaba, estaban lo suficientemente alejados de la regadera para estar secos.

—¿Para que me llamas? ¿Quieres calentar la situación e irte? —dijo el, con una ceja alzada. —luego te saldrá caro. —rió.

Ella sonrió, y se acercó a un más a el, para tomar su mejilla y dejar un suave beso en sus labios. Sonrió apegándose a el.
Rápidamente, se enredó en sus brazos y en cuanto pudo lo empujó quedando ambos bajo la regadera. —¿que—este no terminó su frase, ya que la rubia había vuelto a besarlo.

Right now | BugheadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora