Sara

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Se habían separado para cubrir mas terreno, Amos como prefecto de Hufflepuff podía vagar por el castillo pues le tocaba hacer rondas, así que él fue de regreso a las mazmorras. Marlene fue a la sala común de Gryffindor por si Lily volvía, además podía interrogar a sus compañeros de casa por si alguien la había visto. Y Peter salió al patio, de todas formas podía transformarse en rata y escapar si alguien lo atrapaba.

El horario aún no marcaba el toque de queda pero faltaba poco y era mejor ser precavidos, aunque Peter aún no les contaba sobre que era un animago si les aseguró que sabía como escapar, casi se le derrite el corazón cuando Marlene y Amos se negaron de dejarlo ir solo, pero Peter insistió de tal forma que lo tuvieron que dejar ir.

Es toda una experiencia tener amigos que se preocupan por ti, ojalá hubiera tenido el valor para buscar eso por su cuenta y no haberlo obtenido solo porque los merodeadores lo dejaron de lado. Bueno, el pasado era el pasado, y su presente era algo diferente por lo que estaba agradecido.

Fue al patio de entrenamiento, pasó cerca del sauce boxeador, el campo de quidditch, la cabaña de Hagrid, y el lugar donde recibían clases de cuidado de criaturas mágicas. Allí fue cuando las cosas se pusieron mal.

Al principió no notó nada raro, los cachorros Crup del profesor Kettleburn ya estaban dormidos en el corral donde los había dejado la clase anterior, la mayoría de los animales de hecho ya descansaban, otros estaban comiendo y nada fuera de lo común, pero sin rastro de Lily. Entonces uno de los cachorros despertó y ladró desesperado a una enorme jaula, pronto le siguieron los demás. Peter se acercó ero no encontró mas que la Jaula vacía, quizá al profesor Kettleburn se le había escapado una criatura, de nuevo...

Escuchó gruñidos un poco mas lejos y miedo lo hizo correr de regreso al castillo, sintió que le perseguían y el pánico del momento no le permitió razonar para convertirse en rata y escapar, tropezó con sus propios pies antes de llegar a la entrada del castillo, quedó tirado de espaldas porque hasta eso terminó por dar toda una vuelta en si mismo, al alzar la vista desde el piso se encontró con esa enorme bestia, una quimera... Sintió como se le escapó en un segundo todo el aire de los pulmones, jamás en la vida había sentido tanto miedo, ni siquiera la primer luna llena que vio a Remus trasformarse.

Lentamente se puso de pie alzando su varita, tenía miedo y mucho, pero no podía quedarse en el piso y resignarse a simplemente morir, iba a tener que defenderse por mas inútil que fuera el intento. Pero cuando el animal le gruño con fuerza se quedó paralizado, se estaba ahogando con su propia saliva y no podía respirar, iba a desmayarse en cualquier momento.

Fue entonces que alguien externo le arrojó una bomba fétida a la quimera, pronto Peter sintió una mano fuerte tomando la suya y entrelazando sus dedos, el como era jalado hacía el interior del castillo y sus pies se movían rápido siguiendo a su héroe a duras penas, tropezando pero nunca cayendo ni bajando la velocidad. Subieron escaleras hasta que se encerraron en la torre de astronomía.

Aún estaba intentando recuperar el aliento inclinado apoyándose en sus rodillas cuando vio a su salvador; Barty Crouch Jr. Sudaba por el esfuerzo, normalmente Peter pensaría que era asqueroso, lo pensaba cuando veía a Sirius y a James llegar de un entrenamiento sin ducharse... Pero en Barty era, oh que vergüenza, le parecía sensual.

No sabía porque lo hizo, fue un impulso del momento motivado quizá por la adrenalina, o por el ambiente, la torre de astronomía era un lugar muy romántico, no había dudas del porque incontables estudiantes subían a estar con sus parejas, y quizá también porque estaban cerca de la torre de Ravenclaw y a esas horas ensañaba el coro con el profesor Flitwick y se escuchaba una romántica canción de Celestina Warbeck; encantaste mi corazón.

Una broma pesadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora