El rival de Remus

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Xenophilius Lovegood. Remus jamás lo había considerado una amenaza en lo absoluto, solo era algo molesto, pero gracias a que era de último año y de Ravenclaw la interacción que había tenido con ese chico había sido mínima, ni siquiera sabía mucho de él; salvo que su nombre completo literalmente significaba el que ama a los extraños y buen amor, y también que tenía una reputación peculiar de ser el bicho mas raro de la escuela.

No le odiaba, no se llevaban, ni siquiera podía decir que estaba en su radar. Pero todo eso se acabó cuando escuchó a Lovegood decir una de sus locuras sobre criaturas mágicas inexistentes a Lucius Malfoy y.... Lucius le sonrió encantado revolviendo a un mas esa mata de pelo desordenado con una sonrisa.

Algo bastante doloroso se removió en el pecho de Remus por ello. Bien, no debía alterarse por una tontería, no pasaba nada porque Lucius encontrará adorable las palabras de Lovegood, después de todo esa misma reacción tenía cuando veía a un gato, por lo tanto que mas daba, no significaba nada... Nada, hasta que su cerebro empezó a notar un patrón que no le gustaba.

Lovegood había sido sin lugar a dudas el  principal colaborador de Lucius en todo a lo que las criaturas se refiere, incluso estuvieron castigados juntos en su momento y ambos dieron la cara juntos, incluso Lucius al graduarse dejó todo en manos de Xenophilius, así que al menos se podría decir que debían ser amigos y había algún grado de confianza... Una cosa que todavía no conseguía Remus del todo.

Además de eso y aunque no lo pareciera en lo absoluto Xenophilius Lovegood pertenecía a una de esas malditas casas ancestrales de sangre pura, así Lovegood a pesar de sus múltiples peculiaridades pasaba bajo la aprobación de los Slytherins y como tuvo la desgracia Remus de comprobar durante una visita a Hogsmeade, también contaba con el agrado de los Malfoy. Remus jamas olvidará el haber escuchado a Abraxas Malfoy soltar una carcajada limpia mientras conversaba con el Ravenclaw.

Tal vez fue por paranoia o celos, pero terminó por investigar a Lovegood encontrando cosas que no le hacían mucho bien a su autoestima, como por ejemplo que Xenophilius no estaba en Ravenclaw por nada, tenía el mejor promedio de séptimo, había reabierto el periódico escolar y maldita sea, era el bicho mas raro de la escuela pero también era el mas feliz, Remus ni siquiera estaba seguro de que alguien mas podría llevar ambos estigmas tan orgulloso y sin esfuerzo.

Era atractivo, no era una opinión, era un hecho comprobado. Rubio platinado, ojos grises, piel pálida, delgado y con cara bonita y mirada soñadora...

Una buena persona que trataba a todos como si fueran sus mejores amigos y era incapaz de creer en la maldad, muy ingenuo y tenía principios morales muy fuertes, y eso tal vez es lo que mas le molestaba a Remus, el simple hecho de que no podía odiarlo, hasta le caía bien.

Pudieran ser amigos si no fuera por la incomodidad y el dolor en su corazón. No, Remus no iba a ser inmaduro con esto, él no iba a actuar como un idiota sin mas. Así que pensando en todo eso, ese día en el almuerzo en lugar de ir con sus amigos se sentó en la mesa de Ravenclaw frente a un posible rival, un posible amigo, quizá las dos cosas, necesitaba tranquilizarse...

—¿Lucius es tu amigo?

Vaya forma de comenzar, Remus se reprendió el solo, se supone que iba a ser amistoso, se había sentado allí para no caer en los mismos errores que James y Sirius, y  había sido directo y un poco agresivo, aunque no era del todo su culpa, sentía su lobo vibrar de ira cada vez que los celos entraban.

Xenophilius tomaba jugo de calabaza cuando llegó, pero inmediatamente lo dejó de lado y le regaló una enorme sonrisa al Gryffindor.

—De mis amigos mas queridos, es tan triste que tenga tantos  torposoplos en la cabeza, pero está bien, yo tengo nargles robando mis zapatos.

Una broma pesadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora