Dos mitades

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—Listo, Bella llevó a Charlie y a Bill a la madriguera como querías, ya están con... Prewett...

—Su apellido ahora es Weasley —quiso agregar un “por ahora” pero no tenía caso—.

—Como olvidarlo... Estuve en tu boda ¿recuerdas? Era el que estaba a tu lado en una túnica de colores.

—Molly aún está enfadada contigo porque te robaste la atención de todos ese día.

Se sonrieron como hace mucho no lo hacían, con diversión, algo de picardía e ignorando todo a su alrededor. No era el mejor de sus momentos, acababan de presenciar una escena por demás digna de pesadilla y básicamente ahora podrían estar siendo cómplices de un asesinato. Pero ¿eso importaba? Parecía que no mucho puesto que en ese instante el mundo se había desvanecido a fuera de el departamento de Rosmerta. Ella les había prestado su casa por esa tarde y esa noche ya que iba a salir a visitar parientes y no le molestó que Lucius le pidiera ese favor.

Llevaban horas en ese lugar, habían dejado a Remus básicamente noqueado para que pudiera descansar después de lo ocurrido en el pasillo, el hombre lobo dormía sin nada que lo pudiera atormentar en la habitación de Rosmerta. Mientras que Lucius y Arthur estaban sentados en el comedor bebiendo un par de cervezas.

Lucius se había encargado de avisar a Bella para que llevará a los niños con su madre, pues no quería que Arthur se moviera estando tan alterado como lo estuvo horas atrás. Arthur estuvo de acuerdo porque no quería que sus niños lo vieran llorar.

—Era mi intención, nadie me dice teñido y se queda tranquilo.

—Vamos, Molly solo te insultó porque tu lo hiciste primero. La llamaste vaca gorda.

—¿Se lo dije? Creí solo haberlo pensado, bueno, ya no hay nada que hacer.

—Nunca entendí porque se llevaron tan mal.

—A mi me parece ridículo que no te des cuenta que era por ti.

Lucius tomó rápidamente un trago, ¿ahora como salía de esto? No era momento en lo absoluto para una ataque de sinceridad.

—¿Yo qué tengo que ver? Hice todo para que se llevarán bien.

Y el rubio no tenía argumentos contra eso, Arthur se había esforzado mucho en su día para hacerlo fácil para todos, y Prewett había puesto de su parte por ver feliz al pelirrojo aunque se llevara pésimamente con Malfoy, él que no cooperó para nada fue Lucius. ¿Cómo podría si sentía que esa chica le robaba lo que mas amaba en la vida? De verdad quiso hacer el intento, también para ver felicidad y orgullo en esos zafiros que Arthur tenía por ojos, pero fue imposible.

Había sido una tortura verlos juntos, y como no podía gritar o llorar o rogarle a Arthur, terminó por ser bastante hostil con la chica, no podía decir que se arrepentía, lo haría si ella hubiera sido una inocente en todo el asunto, pero ella sabía bien de los sentimientos de Lucius.

Aunque debía admitir que ella no era mala, nunca le dijo nada a Arthur, ni lo avergonzó por sus sentimientos ni siquiera se burló de él, ella solo lo miró con pena, pero para alguien orgulloso como Lucius había sido todo una ofensa.

El rubio pensó en su respuesta hasta que llegó a una idea lo bastante posible y no tan alejada de la realidad.

—Era tu mejor amigo, y eras todo lo que tenía, ella llegó de la nada y robó toda tu atención, no podías pedir que no la odiara por eso.

—Yo no era lo único que tenías. Eres rico, atractivo, habilidoso e inteligente, todo el mundo quería estar cerca de ti.

—Yo no quería estar con todo el mundo... ¿De qué me serviría si ninguno puede ser auténtico conmigo? Todos me tratan como si estuviera hecho de cristal o fuera un maldito unicornio, tu eras el único que me miraba y no veía mi apellido o incluso mi dinero o... El único que no buscaba sacar algo de mi. Eras mi único amigo, la única persona que contaba para mi y luego...

Una broma pesadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora