Carrow

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Una vez que Sirius y Severus le entregaron la fotografía a Narcissa, ella lanzó un hechizo

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Una vez que Sirius y Severus le entregaron la fotografía a Narcissa, ella lanzó un hechizo.

—Revelio.

No, nada pasó, pero eso la rubia ya lo esperaba, como indicaban las instrucciones dejadas por su querido tío le pasó la fotografía a Andy, la mayor no entendía pero la tomó.

—Cissy, ¿qué se supone que yo, debo hacer?

—Besa la foto, Andromeda. Luego te explico el porque... No es conversación que quieras tener con todos presentes.

La castaña no dudó, Narcissa siempre sabía lo que hacía. Acercó el cuadro a su boca y cuando lo besó sintió como besar cera caliente, y en sus manos el retrato comenzó a derretirse, o mas bien dando la ilusión de que se derretía, pues lo que pasaba en realidad es que se transformaba así mismo en un grueso diario de cuero rojo y en la portada en letras doradas estaba el nombre del tío Alphard.

Andromeda no aguantó mas y al acabarse la transformación, abrió a la primera página. Entonces se sintió un viento fuerte, como si un huracán hubiera entrado a la habitación, todos los presentes intentaron protegerse y cuando este acabo, frente a ellos... No era un fantasma, pero tampoco se podría decir que era tan real como ellos, parecía un sueño en la realidad. Porque ahí en medio del salón estaba Alphard Black.

En toda su gloria, el cabello revuelo, ropa cómoda de esa que usaba en sus pequeñas vacaciones en Rumania, las canas, sus brillantes ojos grises. Y su voz...

—Mis niños —dijo con su suave y gruesa voz, los miró a todos con un cariño que habían extrañado tanto—. Sabía que había hecho lo correcto en suponer que serían ustedes quienes resolverían el misterio, dejen los veo un poco mas, soy solo una memoria pero no por eso los quiero menos o los he extrañado menos —todos estaban paralizados antes esta visión pero eso no detuvo a la memoria de acercarse a cada uno y decir algo lindo—. Andy preciosa hace mucho que no sabía de ti te he extrañado terriblemente, Narcissa gracias sé que nada de esto sería posible sin ti, yo simplemente estaba con fiado de que así pasaría, Sirius es bueno verte cariño veo que te estas dejando crecer el cabello, Oh Reg si tu lloras yo lloraré contigo, Bella espero que estés portándote bien en mi ausencia.

Los demás estaban demasiado en shock para contestar, pero Bella que tenía las manos en la boca intentando contener su sonrisa, y con lágrimas rebeldes en sus mejillas se río.

—No cuentes con eso Tío Alphard.

—Bueno, sería un tonto si no esperara una respuesta como esa. Veamos que tenemos aquí. El pequeño Lucius, el travieso de Rodolphus, Potter es una sorpresa agradable, tu debes ser Severus, nunca tuve el honor en vida pero tu madre y yo fuimos grandes amigos, y... ¿Remus?

El espíritu se acercó al castaño, había tanto amor en sus ojos como dolor. No había reparado en él antes pues se había escondido tras el sofá, probablemente por la ráfaga de magia, pero ahora Alphard no podía apartar la mirada. Oh, aun si no era mas que una memoria no pudo contener las lágrimas, la última vez que había tenido así de cerca a su hijo, el niño era a penas un bebé. Y la siguiente mas cercana fue a varios metros de distancia en la estación de tren mientras ayudaba a subir el baúl de Sirius al tren cuando los niños llegaban a su primer año.

Una broma pesadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora