Peter

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No tenía el problema lobuno de Remus, tampoco sus padres se comportaban como bestias como le pasaba a Sirius, pero Peter si tenía sus propios problemas, y nadie debía hacerlos de menos.

Por ejemplo, sus padres se estaban separando ¿alguien le preguntaba como se sentía con eso? No, ni siquiera los merodeadores lo habían mencionado una vez, y eso que fue lo primero que les contó cuando llegó de vacaciones de navidad al colegio. Solo lo miraron raro y desplazaron el tema al quidditch... Y no fue lo único, todo lo que le duele, todo lo que lo incomoda, le hace feliz o es importante para él siempre está en segundo plano, no puede hablar de mas de algún tema que lo apasione porque James y Sirius ya lo están callando, no puede descargarse hablando con un amigo porque el que mas podría tener paciencia para él, que sería Remus, tenía conflictos mas grandes y le miraba como si sus problemas no fueran nada.

Se sentía incluso un intruso en su propia habitación, que sobraba entre sus amigos y eso dolía, dolía mucho y no tenía nadie que le dijera que era su imaginación loca o algo así, nadie que le dijera que todo estaba bien, estaba solo en esto... Lo peor tal vez era que a pesar de todo, los merodeadores era todo lo que tenía, patético.

A principios de ese año Remus se distanció como nunca haciendo cosas que no se molestó en explicar a nadie, James y Sirius de pronto se volvieron solo una dupla y luego de la nada James se apartó totalmente despareciendo casi por completo de sus vidas, mientras que Sirius a pesar de no tener mas opciones que Peter, igual se fue por su lado al punto de estar solo casi todo el tiempo.

Nadie se preocupó por él...

Todos se olvidaron de Peter y de no ser por la amabilidad de Marlene y de Lily, se sentaría a comer solo todos los días. Lo vieron una vez en una esquina de la mesa acompañado solo con su almuerzo, y se acercaron. Lily fue quién hablo mientras Marlene se sentaba a su lado robándole comida.

—¿Peter, dónde están tus amigos?

—No estoy seguro. Emm, no lo sé...

—Va, no importa. ¿Nos podemos sentar contigo? Longbottom nos robó nuestro lugar de siempre para llevar invitar a sus amigos de otras casas.

Solo tuvo que mirar un poco para darse cuenta que era mentira, Longbottom estaba en la mesa de Ravenclaw rodeado por dos Slytherins mientras abrazaba a un Ravenclaw. Lily y Marlene se habían solo comparecido de él, y podría ser triste, pero estaba muy feliz de tener algo de compañía.

—Si, claro, no tengo ningún problema.

Después de eso se hizo rutina para Peter sentarse con ellas y con Amos Diggory. Por primera vez desde que había llegado a Hogwarts su opinión de las cosas importaba, era un miembro importante del grupo como todos los demás, no se sentía fuera de lugar y podía explayarse todo lo que quisiera sobre cualquier tema y era escuchado. Marlene fue su compañera de equipo en casi todas las clases, Amos fue tan bueno como para escuchar sus problemas y preocuparse por eso, y Lily le ayudaba a estudiar en las tardes.

Era tan bonito no sentirse desplazado.

Por eso pasó pagina de los merodeadores, vivir de tras de ellos era como olvidarse de si mismo y que también tenía su propio valor, siendo sincero habría aceptado cualquier mano amiga que le ofreciera mas de lo que entonces tenía, había tenido suerte de encontrarse con personas decentes. Peter reconocía que el clase de tonto que era engañado y metido a sectas o cosas así de tenebrosas.

Lily se paró y se fue con el pretexto de que tenía que hablar con Snape, una cosa que hacía casi todos los días, Lily le había contado su versión del asunto y no podía sino sentir empatía por ella. Y se quedó con Marlene y Amos que después lo llevaron al campo de quidditch para jugar un amistoso con unos chicos de Ravenclaw. Fue divertido y gracias a Amos había descubierto que era un buen golpeador, tal vez haría pruebas para el equipo el próximo año.

Una broma pesadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora