Weasley

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Había parado de vomitar finalmente, malditos niños, iba encontrar la forma de desquitarse después. Abrió la cortina de su cama y vio la enfermería vacía, salvo por otra cama con las cortinas cerradas. Y solo se fue, no tendría porque quedarse y debía buscar a Lucius, el día a penas comenzaba y tenía unas ganas locas de ponerse verdaderamente ebria, sin mencionar que siempre era agradable compartir tiempo con Lucius, fuera de la familia él era de los pocos amigos que tenía, muy pocos aguantaban su humor ácido y casi siempre la tachaban de mala persona.

Fue al gran comedor sin resultados, lo mismo pasó en las mazmorras, no podía creer que había entrado a la sala común de Slytherin tan fácil, Hogwarts necesitaba con urgencia un mejor sistema de seguridad. Fue al salón de pociones, a las cocinas y solo se encontró a Siri con cara de regañado mientras Severus le gritaba, fue y vino sin que la notaran.

Iba a subir al quinto piso pero decidió rendirse y largarse a las tres escobas, ¿qué iba a hacer Lucius? ¿Darse un baño en el sanitario de los prefectos? Ha, seguramente había vuelto al pueblo a tomar una cerveza, así que salió del castillo encontrándose con Dumbledore en el camino, él solo le sonrió como si fuera muy normal que estuviera en el colegio y le dio un saludo cordial, vaya tipo mas extraño.

Cuando se estaba acercando al negocio lista para pedir todo en el bar fue atacada por una bola de nieve, ese año de alguna forma las ventiscas habían permanecido mas de la mitad de lo que se supone sería primavera, y he allí las consecuencias. Bella volteó su rostro enojada buscando al culpable y se encontró con dos pequeños niños pelirrojos corriendo a dentro de una tienda de plumas escapando, bella se quitó la nieve de la cara y siguió a los niños, los encontró con un hombre pelirrojo al que ya conocía de vista, el amiguito de Lucius, Arthur Weasley.

Los niños estaban escondidos tras las piernas de Weasley mientras éste parecía hacer gestos de me duelen los bolsillos mirando los precios de las plumas.

—¡Weasley! Controla a tus bestias antes de que alguien mucho menos amable les de su merecido.

Arthur se volteó hacía Bella muy mortificado, se sonrrojo y parecía querer decir algo pero no podía, Bella le dio tiempo hasta que le apareció la voz

—Lo siento mucho Black, no se que te abran hecho pero te juro que no es normal y lo siento tanto. No importa lo que sea yo encontraré la forma de...

—Alto, deja de balbucear, por alguna de mis cosas ni en cien vidas podrías pagar tu deuda y lo sabes —Como pudo adivinar al pelirrojo palideció como un fantasma—. Estoy jugando, relajate, para tu buena suerte no rompieron nada —Weasley volvió a su color habitual y suspiró como si hubiera estado reteniendo aire—. Pero si que me la jugaron, me arrojaron una bola de nieve y esa cosa tenía lodo también...

—Perdona, te juro que me encargaré de castigarlos... Normalmente no son así, Bill y Charlie casi siempre son buenos niños, no sé que les pasa últimamente, tal vez es porque Molly y yo estamos...

—No me cuentes tu vida, si tanto quieres hablar con alguien ve a molestar a Lucius, él siempre tiene tiempo para atender tus tonterías.

El rostro de Arthur se ensombreció por unos segundos, pero su expresión triste no se quitó, era de das caras que aún sonriendo se veían deprimidas.

—Me parece que no sabes, pero, Lucius y yo... Hace mucho tiempo que no somos amigos.

—¿Como mierda es posible?

—Ni yo lo sé muy bien, un día empezó a comportarse como un idiota y lo dejé pasar porque bueno, es Lucius, creo que podría perdonarle lo que fuera. Pero cada día se puso peor y simplemente una vez nos topamos en el ministerio, intenté hablarle y me dijo que me alejara y que ya no quería saber mas de mi, me exigió que desapareciera de su vida...

Una broma pesadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora