Prisionero de Azkaban

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—¡Te amo!

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—¡Te amo!

Fue lo último que le dijo a Alphard. Tom se arriesgó, puso su mundo, sus planes y su ambición de lado para poder estar a su lado, lo amaba tanto que era insoportable y desbordaba en su corazón. Por supuesto también dolía con la misma pasión, porque Alphard claramente no lo amaba ni un apice de lo que Tom lo hacía.

Pero eso no importaba porque con su sola presencia Alphard iluminaba su existencia como nada más lo había hecho y nada lo haría. Cuando se conocieron Tom lo supo de inmediato, como si lo hubiera estado buscando toda la vida, y fue aterrador, jamás había experimentado el amor en su vida hasta que conoció a Alphard Black, y lo amó hasta que ardió dentro de su ser, lo amó tanto que el control sobre el mundo mágico parecía nada comparado a besar esos labios. Era demente y le daba tanto miedo el control que esté hombre tenía sobre él.

Esos ojos grises le hacían temblar las rodillas, sus sonrisa quebrantaba su voluntad, los rizos de su cabello lo volvían loco, su voz profunda y suave como la seda era una prueba para su autocontrol. Alphard era su mundo entero y no estaba dispuesto a renunciar o a perder a su mundo por nada.

Alphard no era un purista de la sangre, así que Tom tampoco lo sería, Tom cerraría los ojos y se dejaría guiar por Alphard atráves del mundo. Aún si este no lo quería a su lado.

Los caballeros de Walpurgis era una especie de club de estudios que sus amigos habían creado, se convirtió en mucho más con cada año que pasaba en Hogwarts, el grupo iba creciendo y fue... Deformando su propósito, siendo más parecido a una secta extraña, sin que Tom pudiera negarse lo convirtieron en el símbolo y el líder de su grupo al enterarse de que hablaba Parsel, al ser heredero de Slytherin y todo eso...

Los rumores oscuros se esparcieron por todo el colegio, y Alphard que al principio lo toleraba ahora lo trataba con cierta distancia. Ni siquiatra eran amigos tan íntimos como lo lo era con Lyall Lupin, así que Tom no tenía derecho a reclamar, pero aún así lo hizo, y Alphard no tuvo problemas en darle una respuesta clara.

—La magia oscura es tentadora y no culpo a nadie por escoger ese camino, honestamente no creo que sea estrictamente de magos tenebrosos, si está bien empleada claro, pero no es algo que quiera en mi vida. No es el camino que quiero para mí y lo mejor que puedo hacer por mi, es alejarme lo más que pueda, en especial cuando todo está tan manchado de intolerancia. No es personal Tom, aún creo que eres alguien muy valioso, pero no puedo con esto, perdón.

—Si te quiero en mi vida ¿Tengo que dejar a los otros? Porque quiero que sepas que estoy dispuesto, sabes lo que siento.

—No, jamás le pediría a alguien eso. Es ridículo, absurdo y cruel. Y más considerando que sé tus sentimientos por mi. Tom, todos tenemos límites, solo voy dejar en claro los míos esperando que sean respetados, no voy a alejarme más lo prometo, solo estaba incómodo pero mi intención no es herirte ni nada parecido, tampoco pedir que cambies quién eres y lo que quieres. Pero debes entender también que estar cerca de mi significa respetar también quién soy, lo que quiero y lo que estoy dispuesto a aceptar.

Una broma pesadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora