La oficina

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Estaba asustado, no hay que ser un genio para adivinar que enfrentar a un hombre como Abraxas Malfoy era una terrible idea. El tipo aparecía en su libro de historia como uno de los peores hijos de puta conocidos y que aún seguía con vida. y Remus venía a presentarse como su futuro yerno... tal acción merecía por lo menos una orden de Merlin de primera clase.

La mansión era mucho mas grande de lo que había imaginado, se habrían perdido en los pasillos de no ser porque iban siendo guiados por un elfo doméstico. Los cuadros de los ancestros de Lucius los veían con curiosidad mientras pasaban, de vez en cuando veía a algún elfo corriendo o haciendo alguna tarea, fuera de eso la enorme mansión estaba desierta, no había rastros de vida y bien podría ser un costoso museo en lugar de una casa. Aún así Remus estaba feliz, se sentía tan cómodo como en una nube mientras imaginaba con una sonrisa a un pequeño Lucius corriendo y jugando por todas partes. Y si esta reunión salía bien quizá algún día sus propios hijos harían lo mismo. De alguna manera está fría, clínica y gran casa tenía calor de hogar para Remus.

Fueron llevados a la oficina de Abraxas, un cuarto elegante con pocos adornos, sin retratos y con paredes completas hechas libreros. Y sentado en el escritorio estaba imponente con su cabello casi blanco su suegro. Si, intimidante era una palabra muy corta para describir a Abraxas. Remus casi se atraganta con su saliva cuando el hombre mayor levantó la vista de su pila de documentos para verles, pero recordó los consejos de sus primos antes de entrar, la única manera de ganarse a este tipo era siendo básicamente un slytherin de cajón, seguro y hablar claramente.

— ¿Se puede saber por qué sin si quiera una cita previa, han decidido interrumpir mi ocupado día?

— Es una excelente pregunta señor Malfoy...

— Y tengo muchas otras joven Regulus. Todas igual de buenas, ¿qué hace Sirius aquí si se supone había renunciado a ser parte de tu familia en primer lugar? ¿Quien es el mestizo que los acompaña, y la razón por la que la que creen que fue una buena idea traerlo a mi ancestral hogar? ¿Y por qué dejaron a un animago corriendo por mi casa?

— Notó eso...

— No soy el idiota de Orion, yo siempre estoy atento de lo qué pasa dentro de mi mansión, si lo he permitido es porque me muero de curiosidad por ver que excusa me darán, eso y que tu Regulus pronto serás parte de esta familia y solo por eso tendrás la oportunidad única de salir sin ningún daño de mi precioso hogar. Otros no tendrían tanta suerte. No sé si estabas enterado pero no por nada tenemos nuestro propio calabozo.

Claro que estaban enterados, las monstruosidades que se llegaron a cometer en el calabozo de Malfoy Manor, eran bien conocidas por los libros de historia. Y bastaba decir que a los invitados indeseables y a los intrusos no les iba bien.

Extrañamente Remus no se sentía intimidado, en la mueca de Abraxas había una sonrisa oculta, el patriarca de los Malfoy estaba jugando con ellos, solo que el tipo parecía tener un humor bastante acido. Eso le quitó los nervios. Hasta el momento Abraxas solo se había dignado a hablar con Regulus, claro, lo creía a él un mestizo y a Sirius un traidor, Abraxas jamás se dignaría a hablarles sin una buena razón. Con los nervios a un lado y haciendo uso de su valentía como el gryffindor que era dio un paso al frente para llevar la conversación y por como era su suegro según lo que escucho de sus primos y de su propio novio lo mejor era ir directo al grano con el asunto.

— Soy el hijo de Alphard Black.

Dijo con seguridad. A Sirius casi le da un paro cardiaco de la impresión, jamás pensó qué Lunático lo soltaría tan rápido. Regulus y él habían trazado un plan aprueba de todo, una preparación ideal para tratar con el señor Malfoy que era casi imposible de complacer y tenia un carácter muy especial. Regulus comenzó a toser porque la saliva se le atoró en la garganta por la pura impresión. Malditos gryffindors de mierda, siempre tan impredecibles y estupidos.

Una broma pesadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora