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JungKook dio instrucciones a su guardia asignada, aunque no estaba muy seguro si regresar al castillo para enfrentar a sus padres o dirigirse a la base enemiga para intentar negociar con el rey.

El prisionero había indicado las coordenadas para llegar a ellos, pero también había la duda de que no sean ciertas, él pudo engañarlos para llevarlos a una emboscada y él no quería arriesgar a sus hombres. Minho, el soldado quien se había hecho su amigo, le intentó persuadir para alejarse del lugar, sería peligroso cualquiera sea la decisión, pero JungKook simplemente no escuchaba.

Cuando oyó los gritos del general de la base y caballos llegando con carga pesada, salió a revisar que sucedía, no pudo evitar sorprenderse al ver que los caballos llegaban arrastrando grandes jaulas de madera con varios muchachos dentro, pensó que eran más prisioneros enemigos, pero cuando se acercó a ellos, notó que no eran soldados, por el contrario, eran jóvenes aterrados que no tenían idea de que hacían ahí.

—¡Minho! —Llamó para para pedir explicaciones, pero antes de preguntar siquiera, el joven soldado comenzó a hablar.

—Sultán, su padre, el Rey, los ha enviado para que sirvan en primera línea en los ataques contra el enemigo. —Explicó apresuradamente, haciendo caso omiso al llanto de algunos de los prisioneros.

—¿Qué mierda estás diciendo? —Preguntó girándose bruscamente y enfrentándolo. —¿Cómo se supone mandaremos a gente inexperta a luchar? —Exigió saber, Minho bajó la cabeza antes de responder.

—En realidad, sólo serán para retener al enemigo. Son un anzuelo. —Su voz se oyó apenas y se tambaleó cuando JungKook lo empujó con un hombro y se alejó de él para enfrentar al general.

—¡Suéltalos! ¡Ellos no deben estar aquí siquiera! —Vociferó cuando se paró frente al enorme hombre, quien por su rango inclinó la cabeza mostrando respeto a su futuro rey.

—Señor con todo respeto, no podemos hacer eso—. Manifestó él mirándolo a los ojos. —Son órdenes de su padre, el Rey.

—¡Qué se joda mi padre! ¡Ellos no deben estar aquí! —Levantó tanto la voz que llamó la atención de todos los presentes y se instaló el silencio. —¡Libéralos! —Ordenó con todos los ojos fijos en él.

El general levantó la cabeza al notar los ojos de sus soldados mirándolo expectantes. Por lo que bajó la voz y apretando los dientes, dijo en casi un murmullo. —No desobedecemos una orden directa del Rey. Por favor no ponga las cosas difíciles y simplemente deje que cumplamos con lo indicado.

JungKook apretó los puños, listo para golpear al hombre, pero una voz conocida para él lo llamó entre las jaulas de madera, se volteó con brusquedad para hallarlo.

—¡JungKook! —Escuchó de nuevo, él se movió impaciente hasta que logró verlo. Era el amigo de su pequeño TaeHyung quien lo llamaba entre las rejas. —¡JungKook!

De pronto, aterrado se acercó a él y miró entre los muchachos. —¿TaeHyung está contigo? —Preguntó buscándolo con la mirada.

HoSeok negó con la cabeza. —No, pero no sé si está en otro carruaje... ellos simplemente nos capturaron y nos trajeron aquí—. HoSeok señaló al chico detrás de él y JungKook lo reconoció también.

—¿Cómo llegaron aquí? —Preguntó exaltado, sus ojos no dejaban de buscar a TaeHyung.

—Simplemente nos obligaron a venir—. Explicó NamJoon apretándose contra las rejas, otros prisioneros se arremolinaron contra ambos para intentar hablar con el Sultán. —Debes dejarnos ir, no podemos estar aquí. —Dijo con desespero.

The Belly Dancer ❀ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora