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El reino se ha sumió en un profundo silencio, su futura reina regresó a su reino mientras que su futuro rey se unió a las líneas del ejército después de descubrir la verdad.

Su madre se había negado, ella quería encerrarlo en el castillo blindando su protección y entender que es lo que había sucedido, saber el porqué del comportamiento de su hijo, pero él no lo aceptó. Él luchó contra sus padres para ingresar al ejército, él quería aprender a defenderse, él no quería depender de nadie más y, sobre todo, quería alejarse de todo, de todos.

Su primo mayor le tendió una mano cuando ella le contó todo, su rostro empapado en lágrimas mientras confesaba todo lo que habían escondido por años, y él sintiéndose totalmente estúpido por no notarlo, por no verlo, por cegarse a la verdad, aun cuando todo sucedía frente suyo.

«Lo siento tanto», había llorado Narae cuando él la tomó del brazo para alejarlo de todos. «Él no tiene la culpa, todo fue mi idea... él no... él no sabía lo que hacía, JungKook».

Su mano aún dolía, sus huesos se habían roto, o así lo había sentido cuando golpeó con todas sus fuerzas el tronco de un grueso roble mientras escuchaba la paupérrima explicación de la mujer tras de sí. Sin mencionar que, su hombro aún seguía doliendo debido al primer atentado que había sufrido meses atrás.

JungKook se giró sobre su sitio y visualizó a lo lejos a los soldados del batallón, sus nuevos compañeros no socializaban con él porque él no era bueno haciendo amigos, mucho menos en aquel momento, pues pareciera que ahorcaría con sus propias manos a quien se acercarse, sólo el general, quien lo entrenaba personalmente; hablaba con él.

Su rostro se había endurecido, sus ojos oscuros eran fríos y serios y su sola presencia ahuyentaba a quien sea que intentase acercarse. Su cuerpo se había vuelto fibroso, doce horas diarias de entrenamiento riguroso había cambiado por completo su físico, se sentía lleno de energía y una furia conteniéndolo, él deseaba que la guerra empezase de una vez, él iba a ir al campo de batalla para descargar toda esa ira profunda, él no podía esperar para luchar.

SeokJin lo había ido a ver muchas veces, pidiéndole que regrese, explicando y defiendo al pequeño de ojos miel, pero cada vez que escuchaba su nombre, su mente se cerraba, bloqueaba todos sus buenos recuerdos y una mueca extraña aparecía en su rostro, su primo no sabía que sucedía con él, pensaba que estaba molesto por la mentira, pero no era eso, por supuesto que no. Era otra cosa que lo contenía y él no sabía que era con exactitud, lo único que tenía claro es que él no podría acercarse a ese pequeño chico sin desconocerse.

Y honestamente, él no quería hacerle daño.

Esa mañana se despertó con su madre de pie junto a la puerta de su habitación. La mujer lo miró con las manos juntas y el rostro sombrío. JungKook se reincorporó en su cama y bajó sus pies, se sentía agotado, así que, con la cabeza gacha, le preguntó a la reina que era lo que buscaba.

—No entiendo que es lo que sucede contigo, hijo—. Dijo ella sin moverse de su lugar. —Pero debes regresar con nosotros, la guerra empezará pronto y tu padre necesita de su hijo en este momento.

—No estoy listo aún. —Respondió él de forma cortante, la mujer rodeó su cama y se colocó a su lado.

—Estás listo. Sabes que estás listo para regresar a casa y enfrentar lo que sea que está causando todo esto. —Insistió la reina colocando una mano en su mejilla, JungKook observó el rostro de su madre y después de tanto tiempo, notó lo agotada que se sentía, las arrugas y las manchas evidenciaban que pronto él deberá tomar el mando.

—Mamá...

—JungKook, tú eres mi hijo y te conozco, sé que eres valiente y muy fuerte, pero más que eso eres inteligente, siempre has tomado las decisiones correctas y yo confío en ti. —Tomó sus manos con las suyas y mirándolo a los ojos, dijo. —Todos lo hacen, el reino y tu padre confían en ti.

The Belly Dancer ❀ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora