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—Entonces, estuviste escondiéndote aquí todo este tiempo ¿verdad? —Narae lo escuchó en silencio, no atreviéndose a mirarle a la cara. —¿Qué? ¿Estar encerrada entre tanta tela te ha hecho muda? —Hostigó y ella se giró para alejarse de él, mientras sostenía todos los hilos entre sus manos, sin embargo, él la retuvo del brazo.

—Suéltame KyungJae, estoy trabajando ahora. —Dijo con los dientes apretados, pero él no la soltó.

—Te extraño mucho en clases ¿no volverás?

Narae rio en burla y alzó la mirada, ¿cómo pudo ser tan tonta y haberse sentido atraída sólo por una bonita cara? Ahora que conocía realmente como era el tipo, lo detestaba.

—¿Me extrañas? Qué raro, que raro que me extrañes cuando iniciaste rumores sobre mí—. Narae se sacudió del brazo, pero no logró liberarse del agarre. —Suéltame KyungJae o gritaré.

—Mi madre es una de las clientes predilectas de la señora Choi, ¿si haces un escándalo realmente crees que ella elija a una simple empleada antes que a su mejor clienta?

—Yo realmente... realmente pensé muy distinto de ti, pero cuando supe de los rumores que divulgaste sobre mí me di cuenta de lo patético que eres, KyungJae. —Murmuró sin dejar de mirarlo. —Necesitando inventar historias para hacerte ver como el mejor. Patético.

KyungJae apretó aún más su agarre haciéndole jadear por el dolor. Narae tiró al piso lo que llevaba entre los brazos llamando la atención de la vieja señora Choi, dueña de la tienda donde ella trabajaba.

—Narae, querida ¿pasa algo? —Preguntó la mujer sin acercarse, estirando el cuello para intentar ver dentro de su segunda sala.

KyungJae la soltó de inmediato y se giró con una amable sonrisa en el rostro. —No, nada señora Choi. Narae sólo me estaba indicando donde están los servicios. —Dijo con suavidad mientras Narae se agachaba de inmediato a recoger los hilos que había tirado.

—Claro, si necesitas puedes pasar. Narae indícale donde está por favor.

—S-sí señora. —Contestó ella con la mirada baja, apresurada a recoger todo nuevamente entre sus brazos.

—Narae por favor ten más cuidadosa con esos hilos, son para el vestido de la señora Lee. —Comentó con una suave sonrisa la señora Choi, la vio asentir y volvió a retirarse para seguir tomando las medidas a la madre de KyungJae.

Cuando ella ya no estuvo a la vista, KyungJae miró a Narae colocar todo entre sus brazos, pero sintiéndose molesto por el atrevimiento de la joven, pateó uno de los hilos que Narae intentó tomar, lastimándola en la muñeca y haciendo que todo vuelva a caer de entre sus brazos.

—Ops, lo siento. —Rio agachándose a su altura. —En serio que eres bonita, pero muy tonta. Cuando quieras puedes volver a mis brazos para salgas de esto—. Miró a su alrededor soberviamente. —Puedo satisfacerte en todos los sentidos que quieras.

Narae sonrió de lado al escucharlo, sosteniendo su muñeca contra su regazo negó con la cabeza. —¿Me crees tan tonta para siquiera intentar estar con un poco hombre como tú? No, claro que no. —Se levantó dejando olvidado los hilos en el piso y KyunJae la siguió con la mirada, aun agachado. —Prefiero morir sola que si quiera volver a escuchar tu horrible voz o mirar tu estúpida cara.

Aquellas palabras afectaron su ego, puesto que se levantó de golpe y con una mano firme sujetó su cuello, Narae dejó escapar un chillido ante la sorpresa y el dolor.

—Intenta ser lo más valiente que puedas, pero te encontraré sola algún día y aquellos rumores dejarán de ser sólo rumores ¿me entiendes? —Amenazó. —Compórtate como una mujer, recuerda tu lugar y no intentes desafiarme de nuevo.

The Belly Dancer ❀ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora