The Belly Dancer ❀ KookTae

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Favor de leer bajo su propia responsabilidad.

Sus ojos oscuros detallaron al chico frente suyo, era un soldado bastante joven que había sido entrenado por sus padres para pelear. No era su culpa, aunque había respondido a la primera pregunta que él le hizo, se negó a delatar donde se encontraba su base.

Él lo miró sin creer aún como alguien tan joven había podido derribar a dos de sus soldados. Y entonces recordó su pequeño niño, tan pequeño y desprotegido y él no podía simplemente pedir su ejecución, aun cuando se rehusaba a seguir hablando.

—No regresarás con los tuyos, así que debes cooperar—. Dijo cruzándose de brazos, la mirada del chico pareció desafiarlo. —Mi gente no tiene paciencia, así que mejor coopera para evitar tu sentencia.

—Ya le dije todo lo que puedo decirle, no diré más—. Respondió el soldado, testarudo. JungKook asintió y se agachó a su altura.

—Luego no supliques misericordia, niño idiota. —Intentó asustarlo, pero el chico logró mantener su mirada en él. Y entonces se dio cuenta del porqué de su silencio, del porque le respondió sin titubear al comienzo, pero ahora se negaba a hacerlo. —Proteges a tu familia ¿correcto? Ellos también son soldados como tú. —Observó y pudo notar un pequeño titubeo de su parte, casi inexistente. —¿Cuántos años tienes?

—Diecisiete. —Respondió con rapidez pasando por alto el comentario del Sultán.

—¿Desde qué edad combates? —Preguntó JungKook parándose correctamente.

—Desde que tengo memoria.

JungKook asintió colocando sus manos en su espalda, paseó la vista por el lugar y observó a los únicos soldados que estaban presente en silencio, era absurdo que se quedaran dentro para protegerlo, pero ellos habían visto como ese chiquillo había acabado con dos de sus compañeros, hizo falta cuatro soldados para controlarlo.

—No proteges a tu reino, proteges a tus hermanos ¿correcto? —Preguntó y cuando el chico bajó la mirada, confirmó su suposición. —No quiero hacerles daño a ellos, lo único que quiero es llegar al rey para pedirle que pare todo esto.

—Fueron sus padres quienes iniciaron esta guerra ¿es que acaso no lo entiende, Sultán estúpido? —Preguntó desesperado, uno de los soldados lo golpeó fuerte en la espalda y el joven se derrumbó contra la tierra por el dolor, aunque no emitió quejido alguno.

—Alto, no lo toquen. —Ordenó JungKook agachándose a su lado.

—No podemos permitir que se dirija a usted de esa manera, su majestad. —Explicó uno de los soldados, pero JungKook le devolvió la mirada con el ceño fruncido.

—Yo decido que permiten ustedes y que no. Retírense. —Ordenó, pero ninguno de ellos se movió. —¡Ahora! —Exclamó con los dientes apretados y aunque ellos dudaron, decidieron salir de la pequeña carpa y mantenerse alertas.

—Si no cooperas, te irá peor—. Advirtió JungKook al prisionero frente suyo cuando los soldados abandonaron el lugar, a excepción de Minho.

El chico tumbado en el suelo negó con la cabeza antes de decir. —Puede matarme si quiere, pero eso no cambiará nada, sus padres comenzaron esto. Si ellos hubiesen entendido que el trato no se aceptaba, mi nación estaría en paz.