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JungKook caminó sin hacer ruido hasta la habitación donde descansaba TaeHyung, sorprendiéndose de ver a HoSeok sentado en el piso con la espalda contra la pared y un pesado libro antiguo entre las manos. Ninguno mencionó palabra alguna cuando cruzaron miradas, limitándose a saludarse con movimientos de la cabeza, pasó de largo al chico que parecía muy entretenido con el libro que tenía entre las manos.

Abrió la puerta y observó en silencio el interior, Narae estaba despierta al costado de la cama de TaeHyung, viéndolo desde una pequeña camilla puesto que la habitación no era lo suficientemente grande como para colocar dos camas. JungKook había escogido aquella habitación, eligiéndola estratégicamente por estar lo suficientemente cerca del equipo de médicos del castillo por lo que ellos acudirían a él sin perder tanto tiempo.

—¿Qué haces aquí? Deberías estar descansando en la habitación que se te ha asignado. —Murmuró sin querer a sonar a reproche, sin embargo, debido a su tono de voz, sonó a un duro regaño.

Narae negó con la cabeza y también entre susurros, respondió. —Voy a cuidar de TaeHyung.

El joven Sultán caminó sin hacer algún comentario sobre sus palabras, se colocó al costado del borde de la cama del pequeño chico, observó su fina y débil figura, y susurró sin dudar. —Si quieres cuidar de él debes estar bien para comenzar. Si quieres llevártelo del castillo primero debes estar fuerte para ayudarlo. ¿Si quiera eres consciente del estado tan delicado en el que se encuentra tu hermano? Él necesitará de una persona fuerte para que pueda derrumbarse, tomar su mano y volver a pararse. Si quieres cuidarlo primero debes estar bien tú.

—Si y adivina de quien es la culpa de que él esté así. —Acusó Narae viéndolo agudamente, pero calló de inmediato al notar el rostro del Sultán. Observó cómo sus gestos se ensombrecieron con sus palabras y pudo jurar ver en los ojos negros de JungKook un brillo de dolor que duró apenas un segundo para volver a mostrarse lejano. Narae se apresuró a agregar inmediatamente. —No te culpo ¿de acuerdo? No lo hago realmente, a la única persona que culpo es a tu madre en realidad.

—Lo sé. —JungKook expresó en un tono cortante sin volver a mirarla. Se agachó sobre el cuerpo de TaeHyung y besó su frente con delicadeza. —Pero yo lo digo muy en serio, si quieres cuidar de él, primero debes estar bien. —Murmuró sin levantar la mirada.

Narae lo miró brevemente de nuevo, para luego girar sobre su propio lugar en la camilla. Observó el techo alto de la pequeña habitación y de soslayo miró como JungKook acariciaba con mucha delicadeza la mejilla de su hermano menor, sus dedos acariciaban suavemente sobre la casi invisible cicatriz que él tenía en la mejilla, ella recordaba como TaeHyung lo obtuvo, su padre lo había hecho la primera vez que obligó a TaeHyung escapar de casa. Narae recordaba aquellos días y cómo se sintió al no saber de él, ella simplemente no quería pasar por ello otra vez.

Cuando JungKook tomó el paño húmedo de la mesita de noche y comenzó a limpiar la frente de TaeHyung, Narae se cuestionó si podría confiar realmente en él. Debía admitir que tenía mucho miedo de confiar en alguien como JungKook, un hombre totalmente ajeno a ellos, grande y poderoso, que había demostrado tener la fuerza suficiente para seguir luchando, pero ¿qué sucedería si algún día él decidía usar esa fuerza en contra de su hermano? Él lo tenía absolutamente todo, Narae aún no creía en el amor que él profesaba tenerle al pequeño chico mal herido.

JungKook si así lo quería, podría echarlos en cualquier momento, incluso podría hacerlos desaparecer si algún día despertaba y se daba cuenta de todas las tragedias que se habían desatado desde el primer día que se cruzaron por su camino, nadie podría ayudarlos si JungKook volcaba su furia contra ellos algún día. Él podría ordenar su muerte sin ningún problema incluso si llegase a pensar que TaeHyung lo manipuló para matar a su madre.

The Belly Dancer ❀ KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora