Capitulo 14 - pt.2

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El abrazo entre ellos dos se mantenía intacto, nada los separaba. Hasta que Dorian rompió el abrazo y se separó de ella para verla, tomó su mano y le dio una vuelta mientras nadaban.
—No tengo palabras para describir lo hermosa que te ves princesa.—Dijo Dorian aún de su mano.
—Tu tampoco te ves tan mal pescadito.—Dijo Alanna con las mejillas coloradas.
—Ven, vayamos a ver.—Comenzó a nadar tirando de la mano de ella.

Ambos se dirigieron al pabellón nadando sobre el corredor, en el camino los planctons se paseaban alrededor de ellos haciendo que el vestido blanquiazul de Alanna se iluminara en tonos violetas con la sombra del turquesa de fondo. Dorian llevaba un traje similar al que usaba siempre pero este era completamente negro y las franjas doradas eran blancas, al igual que sus botines, ya no llevaba sus típicos brazaletes dorados ahora dejaba a la vista su runa y llevaba unos brazaletes de cuero junto unas pulseras de colores neutros.
—¿Como te encuentras?—Dijo Dorian acomodándose frente a ella.
—Me siento de maravilla, Atlantis es un paraíso.—Dijo Alanna recargando sus manos sobre el barandal y viendo el paisaje frente a ella.
—Magnífico, lo sé.—Dijo Dorian analizando cada parte de Alanna.
—¿Yo o Atlantis?—Dijo Alanna volteándose al sentir su mirada.
—Tu, Atlantis es magnífico pero contigo aquí es superior a cualquier cosa.—Dijo Dorian acomodándose de la misma forma que ella.
—Quería agradecerte por lo que hiciste ayer por mi, ¿que era esa bruja?—Pregunto Alanna moviéndose un poco más a él.
—No tienes nada que agradecer, no soportaría que algo te pasara.—Dijo Dorian clavando sus ojos en ella. —Era una cecaelia, son sirenas cruzadas con un pulpo y como lo dijiste son brujas de mar.—Dijo Dorian
—¿Que sucedió después de que le dispararas?—Pregunto Alana regresándole la mirada a él.
—Tártaro llegó con un grupo de tiburones y la devoraron.—Dijo Dorian levantando los hombros.
—No lo puedo creer!—Dijo Alanna riéndose y llevándose la mano a la boca. —Por que se arriesgó así...—Preguntó Alanna.
—Por que eres especial para él y el puede sentir cuanto me importas en verdad.—Dijo Dorian acercando lentamente su mano a la de ella. —Princesa, quería hablar contigo.—Dijo nervioso.
—Puedes contarme lo que quieras.—Dijo sujetando su mano viendo al árbol que tenían enfrente.

El corazón de Dorian se detuvo un momento con semejante gesto, comenzaba a sentir que había la ligera posibilidad que ella también comenzaba a sentir algo por el. Pasó saliva y se armó de valor.
—Hay una pequeña leyenda aquí en Atlantis, que abarca los siete reinos del mar. Se dice que las conchas de mar pueden encontrar a tu amor verdadero, ya que ellas existen desde demasiados siglos atrás, han visto más que cualquier hombre y son las únicas que conocen los secretos del mar.—Hizo una pequeña pausa. —El agua es el único elemento que está en constante cambio, así que los Grandes maestros cuentan que el mar sabe el futuro de todos en el mundo, su presente y su pasado.—Terminó de explicar.
—Su mundo tiene tantas historias, es fascinante, cuéntame más.—Dijo Alanna regalándole una cálida sonrisa.
—Las conchas al ser tocadas por una persona, reciben los puntos más importantes de su vida, como el amor.—Dijo Dorian volteándose a verla. —Princesa, cuando estábamos jugando a emparejarlas, inconscientemente estábamos viendo si nuestros destinos se entrelazarían.—Dijo Dorian rascándose la nuca.
—¡Por eso estabas espantado al inicio!—Dijo Alanna señalándolo.
—Si, también cuando el juego estaba por terminar tenía la esperanza que una de tus conchas se uniera con la mía.—Dijo Dorian animándose a tomar su mano. —Sentí una energía que me exigía que te pidiera la concha que tenías en tu mano izquierda en específico, al ver que encajaron sin la necesidad de pegarlas, me di cuenta que mis ideas eran correctas, estaba escrito nuestro encuentro.—Dijo Dorian acercándose lentamente.
—Dorian, que estás diciendo...—Dijo Alanna retrocediendo un poco.

Eso fue como una daga al corazón de Dorian, sus peores miedos eran verdad, ella no sentía lo que él por ella. Dorian decidió terminar de decir lo que tenía que decirle ya que pensaba que, qué más podría perder.
—Alanna, estoy diciendo que tengo sentimientos por ti, desde el segundo que te vi en el agua una electricidad me recorrió. Jamás había estado más seguro de algo en mi vida, el juego simplemente vino a confirmarme algo que yo ya sabía en mi corazón.—Dijo Dorian con pocas esperanzas.

Hasta el fondo del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora