Hipólita trataba de respirar y tranquilizarse, Dorian y Alanna la veían con gran determinación, no sabían si los estaba engañando al fingir la tristeza pero decidieron creer de buena fe.
—Cuando me enteré, fui a buscar a Atenea para decirle lo que había pasado, estuvo muy decepcionada y tuvimos una horrible discusión. Le dije que me iría de Creta y te criaría a ti junto a tu padre, no le agradaba la idea de que nos fuéramos porque pensaba que él nos iba a lastimar. Esa noche lo vi y planeamos todo el escape, él había encontrado la manera de crear un elixir que nos permitiría vivir bajo el mar tal y como él. Todo estaba planeado, tu padre en un momento de alegría le conto a su hermano que nos iríamos con él a vivir, no le agradaba la idea, me acusó de llevar a una abominación en mi vientre.—Dijo Hipólita comenzando a llorar.
—Madre, respira.—Dijo Alanna tomando su mano.
—Gracias hija, tú tío quería el trono desde años atrás pero jamás lo tendría por qué tu padre era el primogénito y era el siguiente en la línea de sucesión. Al saber que su hermano se casaría y un bebé ya venía en camino, cayó en la locura, ya que tú serías la siguiente gobernante de Eren, y el jamás llegaría a sentarse en el trono...a menos que algo les pasara a ti y a tu padre.—Dijo Hipólita con miedo. —A la siguiente mañana venía con todas mis cosas, y una cantidad respetable de armas. Cuando comencé a escuchar gritos, traté de correr para ver qué era lo que pasaba. La escena que vi fue horrible, Kristaphoros estaba tratando de abusar de una amazona, quise detenerlo pero no te pondría en riesgo ni por un segundo, huí de ahí en busca de Atenea.—Agregó.
—¡Madre, debiste haber hecho algo! Tu lo amabas eso debía haber sido un engaño de Killar.—Dijo Alanna molesta.
—Lo sé hija pero en ese momento no pensaba con claridad tenía el corazón roto, Atenea me dijo que se encargaría de él, y que me permitiría quedarme siempre y cuando nadie se enterara de que el bebé en mi vientre no había sido creado por Hera.—Dijo Hipólita recobrando su fuerza. —Cuando tú naciste, tenías los ojos de tu padre y los primeros meses fueron difíciles para mi porque eras su viva imagen. Una noche llego Atenea a nuestro hogar toda abrumada, tu dormías en tu enfermería esa noche. Me dijo que había cometido un grandísimo error. Atenea es lo más cercano que tuve yo a una madre, prácticamente me crió...—Dijo Hipólita.Una vez más las lágrimas cegaron su vista, y trataba de tranquilizarse porque no podía permitirse mostrar tanta debilidad ante el acompañante de su hija.
—Atenea se alió con Hécate para hacerte odiarlo.—Dijo Dorian rompiendo el silencio.Ambas lo voltearon a ver con asombro, Hipólita sintió como si le hubiese leído el pensamiento.
—Si, esa misma mañana el iba llegando cuando se vio a el mismo forzajeando con una amazona, en cuestiones de segundos se dio cuenta que había caído en una jaula mágica. Me vio llegar y gritaba para que lo escuchara pero no tenía sentido no podía escucharlo y mucho menos verlo. En el momento que huí de la playa ella se le apareció y le dijo que ahora no podría lastimarnos jamás.—Seguía platicando Hipólita. —Lo que Atenea no sabía, es que Hécate estaba trabajando también para Killar, Atenea le había dicho que lo regresara a su reino y le impidiera regresar; en cambio lo que Killar le ordenó fue que lo exiliara lejos en una jaula mágica de la cual jamás podría salir. Ella jamás se enteró de eso hasta que esa noche Hécate la visitó, le dijo que el fruto de nuestro amor llevaría su marca y que está la llevaría a su perdición.—Terminó de decir Hipólita.
—¿Por que la llevaría?—Pregunto desconcertada Alanna.
—Por que tú sobreviviste Alanna, y llevas la sangre de tu padre. Representas una amenaza para el reinado de Killar, tú eres la verdadera heredera al trono.—Dijo Dorian viéndola.
—Es cierto, Hécate te maldijo cuando eras un bebé, dijo que el día que descubrieras quien eres la maldición aparecería y comenzaría a crecer hasta llegar a tu pecho.—Dijo Hipólita preocupada.
—¿Como conoces la marca de Hécate, Dorian?—Pregunto Alanna.
—En uno de mis viajes a los Grandes templos del mar leí sobre la marca, Hécate desde el inicio de los tiempos maldecía a los mundanos o cualquiera que se atrevía a desafiarla con esa marca.—Decía Dorian. —La marca comienza a crecer y de ella sale una línea que comienza a extenderse hasta tu corazón, provocando una muerte lenta...—Agregó.
—Hija, tienes que entender que te oculte todo esto por miedo a su maldición.—Dijo Hipólita tomando su mano.
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Hasta el fondo del mar
FantasyUn romance mitológico que puede terminar en la destrucción de una civilización o en la creación de una nueva era. Hay secretos que el agua transporta mejor que un humano, el mar contiene los secretos de todas las personas que alguna vez han vivido e...