Capitulo 26

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Los hermanos se dieron una rápida mirada y comenzaron a buscarla, Dorian actuó rápido y se acercó a Alanna antes de que ella pudiera hacer algo.
—Princesa, necesito que no pierdas la cabeza, la van a encontrar.—Agregó Dorian tomándola de los hombros. —Aún puedo sentirla, debe estar cerca.—Agregó.

Alanna:
[Siento que la vista se me nubla, mi hermana no está. ¡No está Marina! Ella es mi responsabilidad no puedo creer que fallara, confío en mi y pasó esto. Mi padre fue encerrado por mi culpa, mi madre perdió al amor de su vida por mi y mi hermana no está gracias a mi.]

Comenzaban asomarse lágrimas por sus ojos verdes, Dorian la abrazó y le dijo que todo estaría bien.
—Se que te estás atormentando Alanna, deja de hacerlo ya, Marina va aparecer.—Dijo cálidamente.
—Tengo miedo...—Dijo Alanna en voz baja.
—Ella está aquí Alanna puedo sentirla.—Le dijo en voz baja.

Profetus estaba parado tratando de concentrarse para sentir la presencia de Marina, el y Dorian eran los únicos que cuentan con esta habilidad.

Enseguida la sintió, le gritó a Seth que lo ayudara, ambos tenían una expresión de miedo.
—Tiene que estar aquí Seth.—Dijo Profetus buscándola.
—¿Estas seguro?—Lo cuestionó.
—¡QUIEN FUE EL ESTUPIDO QUE VISUALIZÓ LA ARENA EN VEZ DEL MALDITO MAR!—Dijo Marina sacando la cabeza de la arena.

Los hermanos brincaron del susto debido a la expresión que tenía Marina en su cara, Dorian y Alanna sonrieron, fue imposible no reír con semejante comentario.
—¡Ustedes dos que hacen parados, sáquenme de aquí!—Grito jalándolos.

Ambos se agacharon y comenzaron a mover la arena con sus manos, en poco tiempo fueron sacando el cuerpo de Marina, estaba profundamente enterrada. Se acercaron los demás a ayudar.
—¿Ally, estabas llorando?—Dijo Marina relajada.
—S...si estaba asustada de que algo malo te hubiera pasado.—Dijo Alanna deteniéndose.
—Tranquila...—Dijo terminando de sacar sus brazos. —Mientras tanto, ¡ustedes ineptos buenos para nada!, a la próxima que encuentren un hechizo antiguo seguirán jugando con sus pescaditos hasta que yo diga que pueden experimentar conmigo, ¡entendido zoquetes!—Dijo Marina fulminando a los chicos con su fría mirada.
—¡Si señora!—Gritaron los tres al unísono.

Acabaron de sacar a Marina de la arena y Seth le ofreció una mano para salir, se tropezó y acabó abrazándolo pero al segundo golpeó su estómago.
—¿¡Y ESO POR QUÉ?!—Grito Seth.
—Por estupido.—Dijo Marina dándose la vuelta.
—Eres una p...—Dijo Seth antes de que Alanna le jalara la oreja.
—Yo no diría eso si fuera tu.—Dijo Alanna riendo. —Ve y discúlpate.—Dijo soltándolo.
—No tengo nada de que disculparme.—Dijo Seth moviendo sus manos.
—Solo hazlo.—Dijo empujándolo.

Seth hizo caso y habló con ella, ambos se disculparon y sólo los dioses sabrán de qué. Marina regresó al campamento donde los demás los esperaban.
—Quiero que sigan intentándolo.—Dijo Marina sin más.
—No, no te volverás a poner en riesgo.—Dijo Alanna molesta.
—Marina, estoy de acuerdo con tu hermana esta vez.—Dijo Dorian con la misma expresión de seriedad.
—¡No estoy pidiendo el permiso de ninguno, el hechizo no salió mal! Solo enfóquense esta vez en que aparezca en el mar y no debajo de la arena.—Dijo Marina riéndose.

Rieron ligeramente los demás, no les quedaba otra más que acceder ella era la única opción y el tiempo se acababa. Se levantaron todos y se dirigieron al mismo lugar.
—Cuídate Marina.—Dijo Seth tomándola de los hombros por la espalda.
—Gracias...piensa en el mar, ¿si?.—Dijo tomando su mano para irse.

Dorian la acosto de nuevo y todos ya estaban en sus puestos, comenzaron el hechizo y cuánto dijeron la última palabra Marina desapareció

Hasta el fondo del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora