Capitulo 54

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Después de cruzar el portón del palacio, enseguida los guardias los recibieron. Los guiaron hasta el salón de baile, donde la fiesta de recepción se llevaría acabo. Se encontraba Hipólita con su largo cabello dorado flotando con un vestido negro sin mangas y un cinturón dorado; dando ordenes a floristas y demás.
-¡Madre!-Gritaron las hermanas.
-¡Hijas mías!, por Athena, las extrañé.-Dijo abrazándolas.
-¿Y padre?-Pregunto Alanna separándose.
-Está con los cocineros terminando de ver detalles para el banquete.-Decía entregando su pizarra a una señora. -Vengan conmigo hijas, quiero enseñarles sus habitaciones, su padre y yo estuvimos decorándolas para su llegada.-Agregó.
-Espera madre, un segundo.-Dijo Alanna pausandola. -¿Sel, regresarás a Gavdos? Y ¿ustedes dos?-Pregunto.
-Todos ellos se quedarán en el palacio hija mía, tu padre ya asignó las habitaciones de todos.-Explicaba Hipólita. -Dorian, Profetus lleva rato que llegó, porque no van con el ustedes.-Agregó.
-Me parece perfecta la idea, Hipólita.-Dijo Dorian. -Con su permiso nos retiramos señoritas, princesa.-Decía despidiéndose y besando la mano de Alanna.
-Seline, únetenos por favor, querías un tour, ¿cierto?-Dijo Marina estirando su mano.
-Por supuesto.-Contestó entusiasmada sujetándose de los brazos de sus amigas.

Los minutos pasaron mientras veían a detalle las hermosas habitaciones que habían creado para Alanna y Marina, cada una de ellas fascinadas por los detalles extraordinarios que tenían.

Los minutos pasaron a horas aunque ahora se encontraban ya, conociendo todo el palacio, Hipólita las iba guiando y mostrándoles todo. Al poco rato dio la hora de la comida y las cuatro familias se reunieron. Volvieron a separarse para continuar con los últimos preparativos para la boda y al poco rato la noche cayó. Dorian y Alanna yacían descansando en la cama, ella dándole la espalda y él abrazándola.
-Finalmente te tengo para mi.-Murmuro Dorian en la cabeza de Alanna.
-Mi padre te mataría si se entera que estás aquí.-Río acariciando sus brazos que la recorrían en un abrazo.
-El sabe que dormíamos juntos en Atlantis, no veo la diferencia.-Decía soñoliento.
-La diferencia es que aquí él te asignó una habitación por algo, genio.-Contestó subiéndose los tirantes de su camizol.
-Diablos, tarde demasiado para bajarlos sin que te dieras cuenta.-Resoplo Dorian.
-Tenemos que dormirnos cielo...mañana no querrás levantarte.-Dijo palmeando su mano.

Dorian la giro con sus manos recostandola sobre el, dejo caer sus brazos sobre su cuerpo haciéndole imposible separarse. Ella resopló mientras lo regañaba hasta que se dio por vencida.
-Dulces sueños, mi princesa.-Dijo Dorian besando su frente suavemente.

Finalmente la mañana llegó, el día tan añorado por Hipólita y Kristaphoros. Desde las cinco de la mañana todo el equipo del palacio se encontraba dando vida a todo el reino y el palacio para los invitados. Dos horas después se despertó a ambos, los tuvieron en cuartos separados mientras especialistas se encargaban de preparar a Hipólita para la boda y otros se encargaban de Kristaphoros.

Las chicas se encontraban todas en la alcoba de Alanna, habían ido Marina y Seline a sacar a Dorian para poder arreglarse sin distracciones. No dejaron que este se cambiara y lo dejaron sin playera fuera de la habitación.
-Los invitados deben de estar llegando a dentro de cinco horas.-Decía Marina cerrando las puertas.
-Tiempo suficiente.-Contestó Seline dejando los estuches de maquillaje.
-No olvides tomarte el elixir Mary.-Agregó Alanna recogiéndose el cabello. -Manos a la obra.-Exclamó.

Dorian nadaba por los pasillos buscando las alcobas de los hermanos para encontrárselos y quedarse con ellos. Mientras recibía todo tipo de miradas al ir semidesnudo por los pasillos.
-Pero que tenemos por aquí.-Dijo un joven detrás de él.
-Kyros.-Exclamó Dorian aliviado.
-Supongo que esto es obra de las chicas o me equivoco.-Rio tomando en saludo su antebrazo.
-Estas en lo correcto.-Río Dorian.
-Sígueme, puedes cambiarte en mi habitación mientras yo buscaré a los muchachos por ti.-Dijo Kyros nadando.

Hasta el fondo del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora