Capitulo 38

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Notita:
La canción es para el baile de la fiesta de la princesa Seline jiji.
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———Dos días después———
Los carruajes los esperaban ya afuera, Profetus y Seth veían que el carruaje del equipaje se cargara correctamente, veían que los hipocampos se encontraran en buen estado. Se escuchó un silbido fuerte y ambos voltearon sabían de quien era.

Dorian bajaba las escaleras principales con ambas hermanas sujetadas en cada uno de sus brazos.
—Mierda, saben hacer una entrada.—Río Profetus. —¿Seth...?—Giró para ver a su hermano hipnotizado.

Seth nado hasta el inicio de la escalera para recibirla mientras la veía bajar lentamente. Marina llevaba un vestido rojo carmesí sedoso con sombras guindas causadas por la luz. El vestido era largo y se flotaba con el agua lentamente, el final del vestido estaba bordado con dorado al igual que los lazos que caían de su cintura.

La parte superior estaba sujetada por unos menudos lazos alrededor de su cuello que se unían en un aro y se desprendían en su busto, habían aperturas en su cintura y piernas. En sus brazos llevaba dos brazaletes largos de oro y su cabello completamente suelto.

Terminaron de bajar y Seth estiró su mano hacia Marina para llevarla al carruaje, esta la acepto dándole un beso en la mejilla

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Terminaron de bajar y Seth estiró su mano hacia Marina para llevarla al carruaje, esta la acepto dándole un beso en la mejilla.
—T...te ves muy hermosa.—Murmuro Seth.
—Vaya, logré provocarte con el vestido mi pequeño atlante.—Murmuro Marina.
—Marina, no empieces algo que no terminarás ahorita...—Murmuro en su nuca tomándola de los hombros.

Su piel se erizo por completo y entró al carruaje, estos eran muy hermosos parecían llevar conchas de mar enormes como laterales, eran blancos y grandes. De lado se veía como una concha cualquiera pero al abrir la puerta era rosada y con asientos en ellas.

Dorian y Alanna sonrieron al ver que su plan había funcionado, nadaron hasta donde se encontraba Profetus asegurándose que las maletas cupieran bien.
—Hermanita, te ves muy hermosa y demasiado reveladora diría yo, ¿no había algo más revelador?—Decía mientras la saludaba.
—Habían taparrabos pero eran incómodos, sentí que me daría frió en el trasero.—Bromeó Alanna.
—Ay amigo...estarás tirando golpes estos días, de mi te acuerdas.—Murmuro entre risas viendo cómo varios oficiales la desvestían con la mirada.
—No será necesario, ella es mía.—Sonrió Dorian acercándose a dejar un beso detrás de su oreja.
—N...nos vamos.—Dijo Alanna tomando nerviosa su posición de nuevo.

Dorian sonrió victorioso y subió a su pareja al carruaje, Profetus río e indicó a los guardias que partirían ya. Ambos muchachos subieron junto a los demás, las hermanas iban enfrente de ellos para mejor comodidad por sus vestidos y los muchachos se sentaron enfrente de ellas.

El vestido de Alanna era negro y llegaba hasta el suelo, de su cuello iban atadas dos telas negras con bordados dorados que caían hasta su pelvis y subían envolviendo la parte trasera de su cuerpo y parte de su espalda. Su pecho iba cubierto con encaje negro que quedaba a la vista ya que llevaba un escote realmente pronunciado.

Hasta el fondo del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora