DERRIÈRE LES PORTES

CAPITULO 3

KARA'S POV

Esperé que la noche repuntara y salí de mi habitación, caminé un tramo con tranquilidad, pero tuve que esconderme, un par de monjas estaban caminando por el pasillo, asumí que estaban haciendo guardia... en cuanto el sitio estuvo desolado seguí caminando rápidamente

En cuanto llegué al jardín me trepé a un árbol, resbalaba constantemente por las zapatillas de tela que me habían dado, sentía el escozor en mis manos por las astillas que se clavaban

- es demasiado lejos – dije en cuanto llegué a la distancia deseada, no podía alcanzar el muro – tengo que hacerlo... - me catapulté con mi pie, saltando... llegué hasta el muro, pero fue imposible sostenerme, resbale y caí miserablemente, sentí un potente golpe, primero en mi espalda y luego en mi cabeza

- Kara.... Kara.... – abrí mis ojos lentamente, el dolor de cabeza era horrible

- ughhh... - me quejé

- ¡has despertado! – miré a mi lado, era Nía quien hablaba

- que... -

- te disté un buen golpe en la testa – escuché otra voz, la busqué con la mirada, encontrando a mi otra interlocutora de pie en el rellano de la puerta, la miré de abajo hacia arriba, estaba vestida con pantalón de montar, botas y una camisa blanca, sus largos cabellos rubios estaban recogidos de manera desordenada pero no por ello desprolijo, su rostro anguloso de mandíbula fuerte, labios perfectos y ojos ¿azules?... era una completa belleza, me sonrojé por encontrarla atractiva

- ¿Cómo te sientes? – preguntó mi menuda compañera, sacándome de mi inspección a la bella mujer

- me duele todo... - dije

- Kara... ¿intentabas escapar? – preguntó, abrí mis ojos aterrada

- yo... -

- hermana Nía, me retiro – dijo la bella mujer – espero se encuentre mejor – me miró, dándome una pequeña sonrisa

Se fue de nuestra vista, dejándome sola con mi suspicaz compañera

- ¿y bien? Que ocurrió Kara –

- sí, intenté escapar –

- pero... ¿por qué? –

- mi padre me ha traído a este sitio en contra de mi voluntad –

- pero... ¿Qué fue tan grave?, Kara, puedes confiar en mi –

- me enamoré de quien no debía –

- ¿un hombre casado? –

- ah... si –

- entiendo... es muy complicado, y si las hermanas o la abadesa se enteran, tendrás muchos problemas –

- lo sé, si alguien le dice a mi padre que intenté escapar, el matará a ... a mi persona amada –

- ¡por Dios! ¿lo haría? – asentí

- por favor Nía, no digas nada –

- tenemos que pensar bien en que podemos hacer... -

- lo siento, lamento meterte en todo esto –

- me alegra que confíes en mi... tenemos tres días antes que la abadesa llegue –

- pero ¿qué hacemos? –

- yo... no lo sé –

Ella estuvo acompañándome durante mucho tiempo, intentábamos pensar en algo, pero era imposible, no encontrábamos una situación creíble