CAPITULO 71

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ARIA'S POV

Me encaminé hasta la frontera luego de recibir la noticia que de las tropas de Galia se estaban acercando, tenía que servirles de guía y comenzar a dispersarlos

- ¿ya está todo cubierto? – pregunté al comandante de la tropa fronteriza de Daxam

- si mi señora – respondió

- bien... ¿Cuántos detractores? –

- unos cientos –

- perfecto... te estaré enviando órdenes... - toqué su hombro

- sí, mi reina –

- Carin – llamé en cuanto ingresé a la tienda, ella estaba concentrada en uno de los mapas de la región

- ¿pasa algo? –

- asumo que al amanecer los soldados estarán frente a la frontera – le dije, ella asintió

- está bien –

- tengo que volver a la abadía – anuncié - ¿puedo dejarte aquí para guiar a los soldados? – pregunté

- no... - respondió – mi deber es cuidarte... - me encaró

- pero Carin, debo ir a la abadía por mi hija... y tengo que visitar los otros pasos fronterizos... y también debo volver al palacio... - bajé la mirada

- quieres estar con tu reina – afirmé – está bien... solo... ten cuidado –

- gracias –

Tomé mi caballo y entablé rumbo hasta la abadía... cada instante que pasaba era más cercana la amenaza, tenía que advertir a mis hijas y aliadas de lo que pasaría, y por último, quería contemplar a Diana por última vez...

Cabalgué durante dos ocasos sin descanso alguno hasta llegar a la abadía, allí la teniente Lance tomó mi caballo

- todo va bien... - susurré – ya saben cómo proceder –

- si, general... -

La hermana Nía me guió hasta mi cuarto y preparó la bañera, me deshice de mi ropa y me sumergí

- el hermano Lex llegó hace poco – dijo ella mientras colocaba el jabón sobre la mesita

- entiendo... - sonreí - ¿cómo está mi hija? – le pregunté

- mucho mejor, mi señora... ya camina tramos de mediana distancia -

- me alegro mucho... -

- ¿desea algo de comer? – preguntó

- emparedado de pollo, por favor –

Ella salió de mi alcoba y yo terminé de ducharme, me vestí y salí... comencé a caminar por los pasillos, viendo a las soldados haciendo sus rutas y a las demás hermanas ocupadas con sus labores, debía destinar una tropa grande para proteger la abadía, no podía permitir que ninguna de las hermanas fuera lastimada por esta estúpida guerra...

- ¿Aria? – me detuve al escuchar aquella voz

- Lex – lo encaré, el sonreía

- ¿Qué haces aquí? –

- debería preguntarte lo mismo – me acerqué y lo abracé – no hace mucho abandonaste la abadía –

- bueno, no me gusta estar en el palacio papal, prefiero estar aquí... ¿y tú? –

- voy de regreso al palacio real –

Estuvimos en silencio durante un buen rato, siempre habíamos disfrutado de momentos así, una compañía era más valiosa que palabras vacías o esfuerzos absurdos por buscar conversación...

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