CAPITULO 54

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LENA'S POV

Todo el resquemor que sentía por Lady Samantha y su cercanía con Kara quedó atrás una tarde, tuve que ir al viejo edificio para buscar uno de los cálices, y mientras me acercaba pude ver aquello... la teniente Danvers tenía a Lady Samantha arrinconada contra la pared y la estaba besando, corrí de manera silenciosa para que no me escucharan y me oculté... contrario a escandalizarme solo pude ubicarme en esa misma situación junto a mi soldado...

Olvidé el asunto del cáliz y volví al castillo principal... así que ese tipo de gustos eran más comunes de lo que creía... no me molestaba, pero eran de cierta manera imprudentes al hacer aquello en un área abierta, si alguna de las hermanas se enteraba y esto llegaba a oídos de mi madre, entonces las lapidarían...

No podía ver a Kara sin rememorar aquella confesión guiada por la fiebre, aquellas dulces palabras habían sido grabadas a fuego en mi mente, y para que negarlo... deseaba con todas mis fuerzas que la bella soldado sintiera aquello por mi...

Aquella confesión de sus motivaciones para cuidar de mi me descolocó por completo, no quería ilusionarme, pero esperaba que me dijera algo más... una espera que fue en vano...

Me marché de la habitación rumbo a la sacristía para preparar la eucaristía vespertina

- oh... - noté que en mi muñeca no descansaba el rosario, recordando que me lo había quitado cuando lavé mis manos en la habitación de Kara.

Volví hasta la habitación, y cuando iba a entrar... escuché fragmentos de una conversación, mi corazón comenzó a latir con fuerza y mis ojos se pusieron llorosos... ella sentía tanto o más miedo que yo.

Decidí dejar el rosario en el olvido y volver a la catedral, y mientras mis pasos resonaban por los lustrosos suelos, solo pude reflexionar... ¿cómo lidiaría una posible declaración de su parte?... yo tenía una misión en este mundo, pero deseaba con todas mis fuerzas ser libre y disfrutar de lo que ella podía ofrecerme, quería ser una persona que no tuviera ataduras a la hora de elegir a quien amar...

Oficié la misa como siempre, pero no podía sentir el mensaje de lo que estaba leyendo, este Dios hablaba de amar incondicionalmente a nuestro prójimo, pero en otros pasajes hablaba de lapidar a quienes compartían lecho con sus congéneres... entonces... ¿Cuál era el mensaje correcto?, ¿por qué nos dio un sentir si no podíamos controlarlo? ¿por qué quiso condenarnos de esa manera?...

Evité comulgar por la innumerable lista de pecados que había coleccionado a lo largo de estos días, solo quería correr de vuelta a mi habitación y ocultarme bajo el enredón, ¿Qué estaba haciendo con mi vida?, ¿era esto una prueba de Dios?, ¿Qué debía hacer? ¿a quién debía recurrir?

- podéis ir en paz – concluí

- demos gracias a Dios – corearon

Me quedé estática, observándolas salir del recinto... no pude evitar rememorar cuando mi madre me metió a la abadía


FLASHBACK

- no quiero ir a ese lugar –

- entonces dile – Aria me tenía sujeta de la mano, su mirada compasiva me rompía más el corazón

- no puedo... sabes como es ella... tiene planes para mi y no puedo fallarle –

- pero no puede obligarte Lena... -

- tengo que hacerlo – suspiré

- Lena... -

- estaré bien – sonreí

- si en algún momento te arrepientes, sabes que estaré para ti – sentí su abrazo cerrarse contra mi

DERRIÈRE LES PORTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora